El metro de Valencia se retorció ayer de dolor, en una de las peores tragedias ferroviarias de la historia de España. Al menos 41 pasajeros de un convoy que circulaba por la Línea 1 perdieron la vida y más de 40 resultaron heridos al descarrilar dos vagones en una curva pronunciada y volcar sobre la vía, poco antes de la llegada a la estación de Jesús, en el centro de la ciudad. Los supervivientes del tren, en el que viajaban 120 personas, salieron por las ventanas en medio del pánico y de «la tormenta de chispas y humo» levantada por el vuelco, en busca de las salidas a la calle. El subdelegado del Gobierno, Luis Felipe Martínez, atribuyó el accidente, que marcará la visita del Papa este fin de semana a la capital del Turia, a dos causas: «el exceso de velocidad, combinado con la rotura de una rueda». A falta de las conclusiones de la investigación, el hecho cierto es lo que vio un policía que participó en las tareas de rescate: «Lo que hay abajo es un desastre».