El ruido que paseaba ayer por el circuito era extraño, diferente. Los ronquidos de las máquinas de dos ruedas quebraban el murmullo del parloteo sólo en contadas excepciones en las que los mecánicos se veían obligados a trasladarlas por el pit line. Las motos aún duermen. Y es que pese a que ayer el biorritmo del circuito se aceleró hasta certificar el comienzo del Gran Premio de España, todavía no se vio rodar ninguna motocicleta por la pista. El asfalto fue tomado por los pilotos que ayer miraban hacia abajo y notaban que ese tubérculo sobre el que normalmente van montados, aún estaba en el taller. Era día de arreglarse y ponerse guapo, porque a eso de las tres de la tarde tocaba hacer la foto de familia oficial del Campeonato del Mundo 2006-2007.