![](/pg060324/Media/200603/24/espana--200x150.jpg)
El Gobierno espera evidencias de que ETA deja las armas para comenzar las conversaciones
Recuerda que la resolución aprobada en el Congreso autoriza los contactos si hay constancia de «ausencia definitiva y permanente de la violencia» El PSOE cree que el PP impedirá un giro de Rajoy
Actualizado: GuardarEl Gobierno comprobará que el cese de la violencia es sincero antes de autorizar contactos con ETA. De esta forma, será «coherente» con la resolución aprobada en el Congreso de los Diputados en mayo de 2005, y cuyo contenido obliga a que haya «signos inequívocos» de «ausencia definitiva, permanente, de violencia» por parte de la organización terrorista para iniciar un posible diálogo.
El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, se expresó ayer en estos términos en unas declaraciones en las que entremezcló un mensaje de «esperanza» y un llamamiento a «la prudencia y la cautela», si bien no pudo evitar opinar que el anuncio de alto el fuego «parece que es para siempre». Sin embargo, el Ejecutivo no quiere dejarse llevar por interpretaciones apresuradas, y el propio José Luis Rodríguez Zapatero ya adelantó el pasado miércoles en el Congreso que se tomara «un tiempo» para que los servicios secretos y las fuerzas de Seguridad verifiquen que las intenciones de ETA son sinceras y no una trampa.
Con su actitud y sus declaraciones, el presidente del Gobierno transmite la sensación de haberse tomado con mucha calma el anuncio de ETA. Rodríguez Zapatero esperaba este momento desde hace semanas, cuando auguraba que se aproximaba el «principio del fin de la violencia», y tenía su estrategia muy meditada. Ayer se la explicó al Rey durante un despacho extraordinario en el Palacio de La Zarzuela, a donde acudió justo antes de desplazarse a Bruselas para asistir al consejo europeo.
El jefe del Ejecutivo comunicó a don Juan Carlos su intención de trabajar para recuperar la unidad con el Partido Popular, la única formación política que rechazó hace diez meses la resolución sobre el diálogo con ETA aprobada en el Congreso, y, codo con codo con el principal partido de la oposición, buscar la paz.
En una primera fase, la manera en la que el Gobierno socialista gestionará este «alto el fuego permanente» declarado por ETA será muy similar a los movimientos iniciales que realizó José María Aznar en 1998, en las semanas sucesivas al comienzo de la «tregua indefinida» anunciada por la banda armada. El entonces presidente del Ejecutivo del PP esperó mes y medio desde el anuncio formal de tregua hasta autorizar los contactos con los terroristas en Suiza.
En este contexto, el ministro de Defensa, José Bono, afirmó que la nueva situación abierta a raíz del alto el fuego no afectará a la labor del Centro Nacional de Inteligencia, de la Guardia Civil, de la Policía ni tampoco de los fiscales que, subrayó «no están en tregua».
Cuando el Gobierno considere que tiene datos suficientes para creer que las intenciones de la banda son verdaderas llegará el momento de aplicar aquella resolución parlamentaria, que autoriza al gabinete a abrir un diálogo con ETA sin abordar ninguna cuestión política. Previamente, Rodríguez Zapatero acudirá al Congreso de los Diputados para pedir a todos los partidos políticos, y de forma «muy singular» al PP, su apoyo ante ese posible proceso.
Tiempo para el PP
El presidente del Gobierno quiere recorrer ese camino de la mano del líder de la oposición. De ahí el reconocimiento que hizo el pasado miércoles al papel jugado por el PP en la lucha antiterrorista y de ahí también su demanda de colaboración en este proceso. Teme que la división entre el PSOE y el PP en este asunto frustre las expectativas de paz y, convencido de que es su primera obligación como responsable del Ejecutivo, intentará mantenerse unido a Rajoy.
Mano tendida
Los socialistas aseguran que mantendrán la mano tendida e incluso tratarán de presionar a los populares para lograr ese deseo que, creen, albergan los ciudadanos. «Quieren vernos juntos para que juntos hagamos que esta esperanza se convierta en una realidad definitiva», destacó Alfredo Pérez Rubalcaba, quien, en tono irónico, pidió además a los dirigentes del PP que «alegren esas caras».
Los socialistas sospechan que Rajoy «no tiene margen de maniobra suficiente en su partido» para dar su apoyo a Rodríguez Zapatero y creen que un primer ejemplo de lo que ocurrirá en los próximos meses llegará con la entrevista del martes en el Palacio de La Moncloa entre el presidente y el jefe de la oposición. Destacados miembros de la ejecutiva del PSOE temen que Rajoy esté sometido a «fuertes presiones» en los próximos días que podrían dar al traste con la voluntad del Gobierno de recuperar la unidad ante la esperanza de acabar con ETA.