La victoria de la fe

Alonso celebra la victoria con una bandera de España. / Efe

Fernando Alonso vence con autoridad en el circuito de Montmeló en una actuación memorable, por delante de Kimi Raikkönen y Felipe Massa | Un neumático estuvo a punto de obligarle a abandonar, según se descubrió posteriormente

La remontada parecía complicada. Se había convertido en una especie de soniquete, molesto pero cierto, en el oído de los tifosi: salir desde la primera fila de la parrilla te permitía luchar por la victoria en Montmeló. Ganar desde más atrás sólo lo había logrado una persona: Michael Schumacher, en 1996. Partir quinto no era, ni mucho menos, como para soñar en un nuevo éxito. Pero Alonso ha demostrado muchas veces que, cuando nadie cree, él puede lograr una victoria sin precedentes. El objetivo está cumplido, y en un escenario inmejorable.

Para ganar la carrera, era necesario hacer unas primeras vueltas perfectas. Y, cómo no, lo logró. En la primera vuelta, Raikkönen y Hamilton fueron historia, y Vettel fue su siguiente objetivo. Mientras, Nico Rosberg se deshacía. Los neumáticos son la gran pesadilla de Mercedes, y el poleman aguantó lo que pudo los envites de sus rivales, pero poco a poco las Pirelli le obligaron a ceder tiempo. En las primeras paradas en boxes, Alonso le ganó la posición a Vettel, lo que ya acabó confirmando que los miles de aficionados que abarrotaron Montmeló no se iban a sentar en lo que quedaba de Gran Premio. Sólo tenía a Rosberg por delante, y le duró muy poco. La persecución al de Mercedes duró lo justo para dejar en la retina un nuevo y espectacular adelantamiento.

La bandera española ondea en Montmeló

Con la carrera ya en la mano, Alonso comenzó a defender el primer puesto como mejor sabe: rodando a un infernal ritmo que nadie pudo seguir. El F138 le respondió a la perfección, y mediada la carrera nada parecía indicar que se le fuera a escapar su victoria número 32. Mientras, por detrás, Vettel y Raikkönen comenzaban una pelea muy desigual. La estrategia de Red Bull se hizo añicos cuando no supieron reaccionar a la alta degradación que estaba sufriendo su tricampeón, que apenas pudo resistir dos vueltas los ataques del piloto de Lotus. En cuanto Kimi se quitó de encima a Vettel, comenzó una incesante persecución a un Alonso que poco a poco cedía en sus tiempos, pero en Ferrari reaccionaron con rapidez y le hicieron entrar de nuevo a pista. No convenía correr riesgos innecesarios en una carrera que se había puesto muy de cara.

Con Raikkönen y Alonso en el mismo turno en cuanto a las estrategias, Ferrari no hizo más que atar su carrera y empezar a pensar seriamente en descorchar el champán. En estas estaban cuando, cerca ya del último relevo de los neumáticos y con más de 27 segundos de ventaja sobre Raikkönen, descubrieron que Alonso tenía un ligero problema en los neumáticos: uno de los traseros tenía un “pinchazo lento”, según describió Andrea Stella a la televisión italiana RAI. Nuevamente, los responsables estratégicos de la escuadra de Maranello reaccionaron en condiciones: pese a tener 27 segundos de ventaja sobre Kimi, no retrasaron más de lo necesario su última entrada en boxes, y Alonso acabó de rubricar su segunda victoria de la temporada. Los mecánicos de Ferrari estudiaron el neumático afectado por ese pinchazo, en el que ya se veía la carcasa. Es decir: de esperar una vuelta más, posiblemente hubiera reventado y Alonso se habría visto forzado a abandonar. Pero este domingo no podía fallar nada.

Mientras, por detrás de Alonso, Felipe Massa trataba de lograr el culmen de lo que habría sido una carrera perfecta para Ferrari. El brasileño, que sigue su progresión de menos a más, comenzó a recortarle tiempo a Raikkönen a un ritmo de casi dos segundos por vuelta, pero finalmente tuvo que ceder y conformarse con un tercer puesto que, sin embargo, es su mejor resultado en lo que llevamos de temporada. Ya hubieran querido otros, como los de Mercedes, poder pelear por un tercer puesto. Las Pirelli son las grandes enemigas de la escuadra anglogermana, y Nico Rosberg, que salía desde la pole, se ha tenido que conformar con un pobre sexto puesto final. Mucho peor es el caso de su compañero Lewis Hamilton, que ni siquiera entró en los puestos de puntos. La estadística es demoledora: desde el GP de Europa 2012, siempre había acabado al menos uno de los tres primeros pilotos de la parrilla en el podio.

Ese podio estaba destinado este fin de semana a otros. Fernando Alonso, que había dado la vuelta de honor con la bandera española en la mano, disfrutó del himno, por primera vez desde 2006, en lo más alto del Circuit. La marea roja que invadió Montmeló le vitoreó hasta desgañitarse durante todo el fin de semana, y el piloto asturiano les respondió en consecuencia. Ahora, a festejar y en breve a ponerse de nuevo al trabajo: en dos semanas, el siempre emocionante e imprevisible Gran Premio de Mónaco.