En breve:
Su nombre sale en casi todas las quinielas para los 'futuribles' campeones. Nico Hülkenberg está considerado uno de los diamantes de la cantera germana, cuyo máximo exponente representa hoy en día Sebastian Vettel y cuyas raíces beben del inmediato Michael Schumacher. Este joven alemán de casi 1,90 se crió en el karting antes de dar el salto a la Fórmula BMW alemana en 2005, que ganó con nueve victorias de veinte carreras posibles. El salto a la F3 y al A1 Grand Prix fue prácticamente igual de exitoso. En este último caso, fue campeón con nueve triunfos en diez carreras. Campeón de las F3 Euroseries en 2008 y de la GP2 en 2009, su llegada a la Fórmula 1 era un hecho irremediable e irrefrenable.
El veterano Frank Williams, que sabe bien separar el grano de la paja entre los jóvenes talentos, se fijó en este espigado piloto para darle la oportunidad de subirse a su Williams en 2007, después de ganarle el pulso a Flavio Briatore que también le quería para Renault. Representado por Willi Weber, que también llevaba al propio Schumacher, firmó como piloto de pruebas con Williams para, tras ganar la GP2, formar pareja en 2010 con el veterano Rubens Barrichello. Para el recuerdo, su épica pole position que consiguió en el lluvioso GP de Brasil.
La irrupción de Pastor Maldonado y sus petrodólares le sacaron del Williams, y Hülkenberg tuvo que conformarse con ser piloto probador de Force India en 2011. La abrupta salida de Adrian Sutil le abrió las puertas al monoplaza indio, y pasó la campaña 2012 como piloto oficial formando dúo con un Paul di Resta al que acabó venciendo.
Sauber llamó a su puerta y Hülkenberg no se lo pensó. Ahora, ejercerá por fin de primer piloto en un equipo de Fórmula 1, al lado del 'rookie' Esteban Gutiérrez. Si el monoplaza suizo resulta tan fiable y positivo como el de la campaña 2012, no sería raro ver a Nico estrenarse, por fin, en el podio en este 2013. Por talento, sin duda, lo merece.