Se apagó la voz de la más grande. Casi dos años después de la dramática lucha contra el cáncer, Rocío Jurado falleció ayer en su residencia de La Moraleja, rodeada de los suyos, deseo que había manifestado en diferentes ocasiones. La artista de Chipiona se mantenía desde hace días semiinconsciente, entró el miércoles en coma profundo, y familiares y amigos sabían que el final estaba cerca. Murió a las 5.15 horas acompañada por su esposo, el torero José Ortega Cano y su hija Rocío, entre otros familiares. La capilla ardiente, visitada por miles de personas, quedó instalada a media mañana en el Centro Cultural de la Villa de Madrid -el mismo lugar donde hace 11 años se despidió a Lola Flores- y sus restos serán inhumados hoy en su localidad natal de Chipiona. España perdió ayer a una gran estrella y ganó un mito.