A Oliva no se va a bailar la noche, sino a saborear la paz de los días. En la Comunidad valenciana hay muchos y tentadores modelos de «sol y playa», según los gustos, pero el de Oliva es en cierta forma singular, suave, sin edificios altos, sin discotecas por la noche, sin excesivos chiringuitos, sin paseo marítimo. A Oliva se va a pasear la playa al amanecer o al atardecer y a disfrutar del sol con muchos metros libres de arena alrededor, lo que no deja de ser un lujo en el Mediterráneo.
En el litoral del municipio de Oliva, de unos once kilómetros, las playas reciben diferentes nombres, pero en esencia, todas responden al paisaje descrito líneas atrás. Una imagen también explica mejor que mil palabras lo que encontraremos: arenales amplios, playas limpias y un litoral protegido, en el que no faltan algunos camping que incluyen restaurante, unos pocos bares de playa y un buen campo de golf (Oliva Golf).
Quien eche de menos la actividad, las compras o el burbujeo de la noche, deberá saber que muy cerca de Oliva quedan Denia y Gandía, lo que asegura una adecuada mezcla de ambientes. Y quien busque alguna excursión, puede elegir el Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva, una zona húmeda entre los términos municipales de Pego y Oliva.
La Comunidad valenciana es uno de los soles de la «marca España». En toda la costa -Valencia, Alicante (con su idolatrada Granadella por bandera) y Castellón- hay opciones para todos los gustos, con la seguridad de una gastronomía de primera fila y una temperatura que no falla.
Oferta de viaje: Dos noches, habitación doble en un hotel de tres estrellas, en Cullera, desde 155 euros.