Cuando en septiembre de 1991 los clubes de fútbol decidieron convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, todo hacía indicar que el mundo del balompié iba a cambiar. Fue entonces cuando empezaron a fraguarse contratos millonarios por las retransmisiones deportivas, fichajes con cifras astronómicas y el dinero se hizo dueño del balón. Un club de fútbol es un auténtico negocio, tanto si uno es presidente del Real Madrid y lo usa como escaparate, como si preside una entidad de Segunda División, como bien podría ser el Xerez Deportivo.