La Lola no se fue precisamente a los puertos, sino que anduvo rodando por Madrid y Segovia, en un Villamarta falso, reinventado para la ocasión. Pronto volverá a Jerez, para ser niña temperalmental y adolescente artista, de la mano de Macarena Ramírez y Gala Évora. Lo que el director Miguel Hermoso llama «el espíritu de Lola», ese tronío genial, tan difícil de definir, porque «no es cante, ni baile, sino todo eso y mucho más», sigue ejerciendo sobre los jerezanos un magnetismo intenso, muy particular.