Las organizaciones sindicales y estudiantiles francesas obtuvieron ayer un masivo respaldo popular a su tentativa de asestar el golpe de gracia al Contrato Primer Empleo (CPE) en las negociaciones previstas a partir de hoy con los parlamentarios conservadores de la mayoría gubernamental. El frente hostil a la reforma laboral sale vencedor del desafío movilizador al repetir las cifras de manifestantes del martes anterior, las mayores desde los acontecimientos de 1968, y afronta en posición de fuerza la fase decisiva del incipiente diálogo, condicionado a la derogación de un texto promulgado con vocación de no ser aplicado.
La marea humana que inundó las calles de cerca de 250 localidades francesas totalizó 3,1 millones de manifestantes, según la central comunista CGT. A ojo policial el cómputo se quedó en 1.028.000 personas. Las cifras son similares a las anunciadas el 28 de marzo cuando las estimaciones variaron entre 1.055.000 y tres millones de manifestantes. La quinta jornada de lucha contra el CPE en dos meses de protestas ha reforzado a los contestatarios ante la apertura anunciada de negociaciones en el marco parlamentario.
A escasas fechas del inicio de las vacaciones de primavera, el grueso de los batallones anti-CPE estuvo formado por estudiantes. El número de huelguistas bajó sensiblemente. El transporte urbano, que funcionó con relativa normalidad en París, se vio menos afectado de lo esperado en otras capitales de provincia. Algo parecido ocurrió en la educación, el otro sector sensible a la contestación. A la postre, los funcionarios perdieron motivación para implicarse de nuevo en contra de una reforma que está a punto de ser enterrada y que no les afecta pues se dirige al sector privado, apenas movilizado.
Las manifestaciones tuvieron gran amplitud en ciudades como Marsella, Burdeos o Toulouse mientras que experimentaron un ligero retroceso en Lyón y Rennes, localidad bretona en la que se registraron enfrentamientos entre jóvenes y fuerzas antidisturbios. En París, donde hubo incidentes en la dispersión del cortejo y más de 200 arrestos, la marea humana alcanzó cotas históricas evaluadas en torno a los 700.000 participantes por los organizadores, una cifra similar a la de la semana pasada.
Una cuestión francesa
El secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), John Monks, que por primer acudió a manifestarse a París, declaró que «los sindicatos de toda Europa son solidarios de los sindicatos y los jóvenes de Francia». «No es simplemente una cuestión francesa. Otros gobiernos en Alemania y Holanda han contemplado planes parecidos. Grecia ya ha introducido uno», advirtió.
Los sindicatos estudiantiles franceses han recibido mensajes de solidaridad de organizaciones juveniles de numerosos países europeos, entre ellos España, así como de asociaciones americanas, africanas y asiáticas. «La juventud de este país expresa, como la juventud del conjunto del planeta, una voluntad de defender su derecho al futuro», subrayó Bruno Julliard, presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF).
Las doce organizaciones de trabajadores y estudiantes que forman la intersindical contra el CPE se han citado hoy por la mañana en la sede parisiense de la central Fuerza Obrera. Sobre la mesa tendrán la carta de invitación al diálogo que les han remitido Bernard Acoyer y Josselin de Rohan, presidentes de los grupos parlamentarios de la UMP en la dos Cámaras. Ambos han sido designados por el partido gobernante para dirigir las discusiones, previstas en dependencias del Senado, junto a Jean Louis Borloo, ministro de y Cohesión Social, y de Gérard Larcher, titular de Empleo.
Propuestas sin prejuicios
«Deseamos reunirnos con ustedes para escuchar sus propuestas y debatir sin prejuicios del contenido», escriben los bomberos voluntarios del incendio social que esperan haber alcanzado avances notorios en un par de semanas. En principio un nuevo texto consensuado entre todos los agentes sociales debería ser sometido al Parlamento a principios de mayo.
«Queremos obtener de los parlamentarios una derogación rápida del CPE antes de toda negociación sobre cualquier otro tema», declaró Bernard Thibault, líder de la CGT. «Al acudir a la cita tendremos la ocasión de expresar de viva voz este mensaje que es lo que han pedido oficialmente millones de manifestantes», agregó el dirigente sindical a modo de colofón de la nueva demostración de fuerza callejera.