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Vettel celebra el título de campeón del mundo. / Ap

Nadó, luchó, batalló, bregó y se negó a aceptar lo inevitable. Pero no pudo ser. Fernando Alonso se quedó a tres puntos de proclamarse campeón del mundo, en un Gran Premio de Brasil que pasará a la historia por ser uno de los finales más emocionantes que se recuerdan. La victoria final fue para Jenson Button, que acaba el año como lo empezó, con Felipe Massa en la tercera plaza, que supone el segundo podio de la temporada para el brasileño y ante su público. Sebastian Vettel cumplió con las expectativas, por poco, y acabó la carrera en un suficiente sexto puesto. Hablaríamos de caras muy distintas si Fernando Alonso hubiera ganado una posición más, pero acabar segundo en una carrera así, aunque en el momento le supo muy mal, se puede considerar todo un éxito.

Justo antes de la salida, la ansiada lluvia comenzó a caer ligeramente, lo que provocó que los nervios aumentaran un poco más. Y quien más lo pagó fue, precisamente, uno de los que no podía fallar: Sebastian Vettel. El brasileño Bruno Senna perdió el control de su Williams en la primera vuelta, y se llevó por delante al líder del Mundial, mientras Alonso se escapaba por detrás de los McLaren, intratables... hasta que se encontraron con un Nico Hülkenberg que quiso brillar en la última y frenética carrera final. Alonso era virtual campeón en ese momento, y Sebastian Vettel se vió en una situación impensable para él, una pesadilla: último y debía remontar. Dicho y hecho. El piloto alemán sacó fuerzas de flaqueza y comenzó a recuperar posiciones poco a poco, sorprendentemente entero para haber recibido el brutal golpe que le dio Senna. De hecho, el propio Adrian Newey se quedó mirando una fotografía de la zona dañada, asombrado de por qué estaba tan entero.

Los neumáticos jugaron un papel importante en las primeras vueltas. La lluvia no dejó de caer en el primer tercio de carrera, de manera intermitente. El 'orbayu' que se dice en la Asturias de Alonso provocó que las estrategias desde el muro empezaran a tomar una importancia capital y, afortunadamente, en Ferrari acertaron de pleno al hacer parar a Alonso justo en el momento indicado para poner neumáticos intermedios. En ese momento, Hulkenberg y Button fueron los que más se arriesgaron resistiendo con los compuestos de seco, sin mayores dificultades, pero perdiendo algo de tiempo. Mientras tanto, Vettel se ponía a rueda de Alonso al que, ni siquiera en estas condiciones adversas, pudo adelantarle. En cuanto la pista comenzó a secarse y fue necesario colocar de nuevo los 'slicks' de seco, en Red Bull decidieron copiar la estrategia de Ferrari y hacer parar a Vettel en la misma vuelta que Alonso, si bien mientras al español le colocaron el compuesto medio -el más blando de esta carrera-, al alemán le colocaron los duros. Aún quedaba mucha carrera, y un detalle así podía cambiarlo todo.

Hülkenberg roza la heroica

Mientras las miradas se iban hacia los puestos de Alonso y Vettel, el sorprendente líder no era un McLaren, ni un Ferrari, ni un Red Bull. Ni siquiera un Lotus. Era Nico Hülkenberg en su última carrera con Force India el que estaba haciendo sudar de lo lindo a Hamilton y Button, que se peleaban entre ellos. No obstante, la emoción no hizo sino crecer cuando los trozos de fibra de carbono del monoplaza de Vettel y de algún otro coche accidentado comenzaron a causar estragos en algunos pilotos, como Nico Rosberg que pinchó por pisar un fragmento de fibra de carbono. Dirección de carrera desplegó el 'safety car' y las diferencias se anularon. Un coche de seguridad que hizo crecer las esperanzas de Fernando Alonso, que rodaba cuarto a más de 40 segundos del tercero, Button. El británico mostraba un mayor ritmo que el español, que a su vez tenía a Vettel recortándole distancia por detrás, mientras bregaba con pilotos como Kobayashi y un inmenso Felipe Massa, que este domingo se convirtió en un aliado perfecto para los intereses de Ferrari.

La lluvia quiso hacer su aparición en la parte final de carrera, lo que provocó otra avalancha de cambios de neumáticos, estrategias encontradas y muchas dudas. Una de ellas acabó con las opciones de Hülkenberg, que en la entrada a la S de Senna se llevó por delante a Lewis Hamilton acabando con sus opciones de victoria en la última carrera que disputará -por el momento- con McLaren. El atronador aplauso con el que recibieron al piloto británico en su equipo deja bien a las claras de lo que echarán de menos a un corredor que les ha hecho brillar con luz propia desde que aterrizó en el equipo en 2007.

En cuanto a la lucha de los contendientes del título, la suerte se puso del lado de Fernando Alonso. Y no por un elemento externo, sino por un fallo garrafal de Red Bull con los neumáticos que casi les cuesta muy caro. Cuando Vettel entró a poner neumáticos intermedios de nuevo, sus mecánicos no los tenían preparados y tardó mucho más de lo previsto. No fue el mejor día para Red Bull en cuanto a estrategias, ya que esta parada llegó justo después de que Vettel hubiera montado neumáticos medios de seco, pensando que no iba a volver a llover.

Con el accidente de Hülkenberg -que acabó quinto, pese al accidente y el posterior 'drive through' con el que le penalizaron por causarlo- y Hamilton, la victoria se quedó en manos de Jenson Button. El ritmo de Alonso en ningún momento dio muestras de ser suficiente para alcanzarle, mientras por detrás, Felipe Massa sólo podía intentar frenar a Vettel y esperar. Al final, un accidente de Paul Di Resta a falta de una vuelta obligó a sacar de nuevo al coche de seguridad, que sirvió de escolta a los pilotos y privó de la posibilidad de cambios por detrás. Button era el ganador del GP de Brasil, con un Alonso ensombrecido segundo y un emocionado Massa tercero. Vettel, sexto, se proclamaba campeón del mundo por sólo tres puntos.