El PP confía en superar a la izquierda con siete millones de votos junto a Ciudadanos
Pablo Casado quiere atraer el voto moderado que huye del PSOE de Pedro Sánchez
La división del centro-derecha aupó a Pedro Sánchez al poder en las últimas elecciones generales. Esa es una de las lecciones políticas, quizás la más importante, del último e intenso año electoral en España. El PSOE estuvo especialmente activo a la hora de agitar al electorado de Vox, para polarizar la campaña y reforzar al partido de Abascal en detrimento del PP.
En Génova comprobaron, una vez más, que la fragmentación solo conduce al hundimiento. Ahora, con el cambio estratégico de Ciudadanos para buscar alianzas con el PP en Cataluña, País Vasco y Galicia, los populares ven el inicio del camino hacia la reunificación. El objetivo de Génova es aglutinar siete millones de votantes de centro, moderados, con los que se ven capaces de doblegar al PSOE en las urnas y poner fin a la etapa de Sánchez. «La fragmentación conduce inexorablemente a la derrota», advirtió Aznar esta semana.
En las elecciones del 10 de noviembre, el PP sumó 5 millones de votos en las urnas (89 diputados), y Ciudadanos, 1,63 millones (10 escaños). El PSOE ganó con 6,75 millones de votantes y 120 diputados. En Génova sostienen que con siete millones de votos el centro-derecha volvería a ganar las elecciones , optimizaría mejor los resultados en cada circunscripción y estaría en disposición de llegar a acuerdos con formaciones como Vox, que en las últimas generales 3,64 millones de votos y 52 diputados.
Para llegar a ese objetivo, Pablo Casado, con su mano derecha, Teodoro García Egea, como «negociador», quiere aglutinar el voto de centro, moderado, lo que abarcaría, según sus propósitos, al PP y Ciudadanos, pero también al votante socialdemócrata que no se siente a gusto con el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y sus pactos con los independentistas y los herederos políticos de Batasuna.
La clave, las autonómicas
El avance en coaliciones con Ciudadanos ante las próximas elecciones autonómicas en Cataluña, País Vasco y Galicia es fundamental en esa carrera de fondo . Sería la punta de lanza de lo que luego el PP quiere que sea «España Suma», una plataforma electoral en la que se sientan cómodos y concernidos los partidos constitucionalistas. Casado está convencido, además, de que esa unidad del PP y Ciudadanos sería un foco de atracción para el voto útil de todos los que rechazan el «Gobierno ultra» actual.
En Cataluña, Ciudadanos parte con ventaja por su victoria en las elecciones autonómicas de 2017, cuando obtuvo 36 diputados, frente a los 4 del PP. Pero en Génova advierten de que ese resultado es, ahora mismo, irreal. En las últimas generales, los populares pasaron a ser la primera fuerza constitucionalista, por delante de Ciudadanos , y también de Vox. Según fuentes populares, en Génova se manejan ahora mismo estudios demoscópicos que sitúan ya al PP por delante de Ciudadanos en unas autonómicas.
En el País Vasco, Ciudadanos tuvo un intento decidido de aliarse con el PP antes de las generales, con el visto bueno del presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, y de Génova. Pero no de Albert Rivera. La dirección nacional de Ciudadanos fulminó al secretario de Organización del partido en el País Vasco, al que se acusó de pretender «un trasvase de votos al PP». Tras su destitución, hubo dimisiones en cascada en esa comunidad. Pero el escenario ahora es muy diferente. El baño de realidad ha sido rotundo. En Álava, el constitucionalismo se quedó sin un solo escaño por su división, y el beneficiado fue Bildu. Los números en esa circunscripción, en su día feudo del constitucionalismo, cantan: el PP obtuvo 25.318 votos y Ciudadanos, 2.504. Entre los dos, cero diputados. Bildu consiguió 27.364 votos y un diputado al Congreso.
En Galicia, los populares hablan de unidad, pero de otra manera. A su juicio, el centro-derecha ya está unido en torno al PP de Alberto Núñez Feijóo. Si la marca del PP sigue siendo un valor seguro en alguna parte es en Galicia, donde Ciudadanos apenas tiene implantación. Por eso, el PP, que aspira a renovar la mayoría absoluta con sus siglas, está dispuesto a hablar con Ciudadanos para unir a los votantes, pero sin perder ni una sola de sus señas de identidad.
Cataluña, País Vasco y Galicia son así el «aperitivo» del gran objetivo del PP, que es España Suma. Precisamente, el nombre de la plataforma o coalición también puede dar lugar a la polémica.
Mejor unidos o España suma
Inés Arrimadas, en su comparecencia del viernes en el Congreso, apuntó que ella prefería «Mejor unidos». Fuentes populares recuerdan que ese nombre es una copia del «Better Together» de los unionistas en el referéndum de independencia de Escocia. En el PP no les gusta nada, entre otras cosas por las connotaciones de referéndum que tiene. La marca España Suma y todos sus derivadas autonómicas están registradas desde el pasado verano, y el PP lo defiende sin entender el rechazo que pueda ocasionar en Ciudadanos.
En esta ecuación del centro-derecha no entra, de momento, Vox. Desde el Partido Popular y Ciudadanos se subraya que el partido de Santiago Abascal «se ha autoexcluido», y no quiere saber nada de un acercamiento a uno o a otro.
En Génova tampoco hacen mucho esfuerzo por remediar esa autoexclusión. Ahora mismo, el PP de Casado quiere afianzarse en el centro. «Es ahí donde se ganan las elecciones, en el centro, y ahí vamos a luchar», comentan en el entorno de Casado. El último consejo de Aznar aún resuena en Génova: «Pablo debe confrontar con el Gobierno como si no existiera Vox, y debe confrontar con Vox como si no existiera el Gobierno». Los populares quieren evitar a toda costa hacer seguidismo de la agenda que pretenda imponer Vox, pero advierten de que no van a esquivar los debates ideológicos, y plantarán cara para fijar su posición, como ocurrió con el pin parental.
La alianza con Ciudadanos y la exclusión de Vox es claramente táctica, pero no estratégica. La estrategia, el objetivo final, es volver a reunificar todo el centro-derecha para aspirar a esos casi 11 millones de votos que logró Rajoy en 2011.
Pero el PP sabe que la prioridad es fortalecerse en el centro, y desde ahí ampliar el espacio político. Por eso, fuentes de Génova aseguran que en una segunda fase se buscaría de manera más activa el reagrupamiento con Vox.
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