Marcelo Mendonça: «Hoy casi tengo más miedo de la policía de mi país que de entrar en una favela»

Dónde está cuando no hace arte. Simultaneo mi trabajo de creación artística con el diseño gráfico y los medios digitales de comunicación. En mi opinión, en estas actividades no se pone directamente el foco en la creación, pero no es imposible aplicarla en la maquetación, el diseño o la divulgación de mis trabajos.

Para el mercado brasileño elaboro portadas de cedés y proyectos gráficos de cartelería para artistas y cantantes como Caetano Veloso, María Bethânia, Djavan, Mariene de Castro, Flavio Venturini, Gerónimo...  Actualmente estoy trabajando en el último disco de Vania Abreu.

Le gustará si conoce a... Desde muy pronto sentí la influencia del pintor argentino Carybé y del fotógrafo francés Pierre Verger, muy presentes en la cultura de mi ciudad natal. Con la edad conocí a David LaChapelle y Vik Muniz. Colegas de mi generación me interesan muchos. En Brasil, Raimundo Carvalho, Arthur Fraga, Arthur Scovino, Ricardo Alvarenga, Júlio Firmo, Aléx Domingus... Ya en España, sigo mucho a Carlos Aires, Gérman Gomez, Ruth Quirce, David Farrán de Mora, Rafael Díaz, Almudena Casas Carmona, Curra Rueda, Mariano Mendoza, Alejandra Domic y María Álvarez Salvador, entre otros muchos.

¿Qué se trae ahora mismo entre manos? Mi nuevo proyecto se denomina «Reverso paralelo». Se trata de una mirada hacia el interior del individuo. Lo siento como algo complementario –y opuesto– a mi trabajo anterior, el titulado «A flor de piel», en el que me centraba en la parte externa, social, del individuo, investigando los conflictos sociales a los que se ve sometido por sus opciones personales y la cultura a que la que pertenece, así como en sus posibles soluciones.

En el nuevo trabajo me centro en el individuo y en los sentimientos que las marcas producidas por aquellos conflictos dejan en su alma. En lo que le hace ser como es y determina su comportamiento hacia los demás. Quiero pensar en todo ello como en un trabajo conjunto, compuesto por dos proyectos que se complementan: hacia afuera, el universo a nuestro alrededor; y, hacía adentro, nuestro infinito particular.

«Mi madre, profesora de educación infantil, utilizaba mis dibujos en sus clases. Recuerdo la gran sensación que me causó cuando, a los siete años, lo presencié por primera vez»

En el proyecto «Reverso paralelo» estoy particularmente involucrado incluso como modelo en algunos autorretratos. Las obras que lo componen tienen mucho de radiografía, de fotografías con intervención de la pintura, sobreposición de diferentes texturas y técnicas, y la utilización de diapositivas que dan la idea de transparencia de los cuerpos, de poder ver en su interior.

¿Cuál es su proyecto personal favorito hasta el momento? Me siento muy implicado con mi último proyecto. Se dice que el último siempre es el mejor. A mi entender, yo destacaría mi autorretrato del proyecto «Reverso paralelo» (que además ha servido de portada en la última edición de la revista «Yorokobu»). 

¿Por qué tenemos que confiar él? No me gusta pensar en un artista en términos de competencia. Creo que esto le pone límites, que lo ata y lo lleva a unos parámetros políticamente correctos. El hecho de intentar convencer a los demás para que confíen en mi trabajo no es de mi competencia. El artista debe hacer lo que siente, por pasión o por desahogo, y causar algún tipo de sensación o inquietud, mucha o poca, agradable o desagradable en quien observa su obra. Ahí es donde yo quiero llegar.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A la artista Almudena Casas Carmona. En su último proyecto le interesa cómo funciona la mente y todo lo relacionado con las conductas humanas y la base biológica. Las ideas y las conexiones entre ellas. Por ejemplo, se basa en el pensamiento de Maurice de Vlaminck, según el cual, «las teorías son tan útiles como la prescripción de un doctor; uno debe estar enfermo para creerlas». Su obra se ocupa de estas cuestiones, que me seducen muchísimo.