A los muchos impedimentos que los críticos del Kremlin en Europa y EE UU veían a la presencia del gran país euroasiático en el G-8 (los siete países más industrializados del mundo y Rusia) se une ahora el de haber llegado a una situación insostenible con Ucrania por culpa de la subida de los precios del gas. El conflicto amenaza con perjudicar los suministros de gas natural a Europa precisamente en el momento en el que, por primera vez, Rusia asume la presidencia anual del G-8 bajo la bandera de la «seguridad energética». La próxima cumbre del G-8 se celebra en julio, en San Petersburgo.