José Julián De la Cuesta aterrizó ayer en Jerez al mediodía, varias fechas antes de lo previsto. Está enfrascado en una tarea importantísima para el devenir de su carrera: elegir el equipo donde encontrará los minutos que no tuvo en Cádiz. Valladolid y Tenerife son dos buenas opciones, aunque su cabeza sigue pensando en amarillo. Entiende la decisión del club de cederle, pues «Acuña y Lobos se han merecido la plaza de extracomunitario», y él todavía se la tiene que ganar. En diciembre logrará la doble nacionalidad, que tantas trabas le ha puesto una vez consumado el descenso. Está convencido de que volverá para convencer a los que apostaron por él que no se equivocaron, y que es la primera pieza de este proyecto cadista donde los jóvenes tomarán el protagonismo.