Jonathan Sesma anda mareado. No para de recibir llamadas desde Vigo diciéndole que se vaya para allá, que va a jugar en Primera, la UEFA y un montón de cosas más. Y, de paso, que va a ganar más euros. Pero eso sí, que antes convenza a Antonio Muñoz para que le deje marchar baratito. Nada de cláusula. Como mucho tres millones de euros y Tony del Moral, que es la última oferta oficial que ha llegado al Cádiz desde tierras gallegas.
Y claro, tal como cuelga el teléfono, Jonathan llama al presidente para decirle que es la oportunidad de su vida, que el tren sólo pasa una vez, etc, etc. Y ya van tres veces las que Muñoz le ha dicho personalmente -más unas cuantas a través de la prensa- que se olvide, que ha comprometido su palabra y que no se vende. A tal punto está llegando el asunto que desde el Cádiz se ha llamado ya al club vigués pidiendo que por favor dejen en paz al jugador. La llamada ha sido amistosa, pero si la cosa sigue así, no descarten que el Cádiz tome cartas más serias en el asunto. La normativa en estos casos es muy clara. Está terminantemente prohibido tocar jugadores con contrato en vigor hasta seis meses antes de que éste expire. Y a Jonathan le quedan tres años, que son los que firmó el año pasado cuando renovó y todo era bonito y no había trenes que coger. El tren era el Cádiz. Escrito está desde hace varios días. Si por los que firman este artículo fuera, ya estaba Jonathan Sesma en Vigo con un precioso lacito. Venderlo por tres millones de euros sería una operación perfecta para el Cádiz, ya que el jugador ha dado un buen rendimiento y llegó por bastante menos dinero. Por supuesto que habría que buscarle recambio y quien viniera podría salir rana, pero con esa pasta el club podría crecer en otros aspectos, por ejemplo, la cantera. Pero Muñoz dio su palabra y es preso de ella. Seguro que si pudiera rebobinar se mordía la lengua.