El vaso está por la mitad. Diez jornadas sin probar el sabor del triunfo en una racha de resultados tremendamente negativa, hacen que los más pesimistas vean la copa medio vacía y con tendencia a evaporarse. Los optimistas, lo soñadores, los que recuerdan emocionados el impresionante arranque de temporada de los de Lucas Alcaraz, continúan viendo un vaso medio lleno en el que aún flotan las posibilidades de pelear por meter la cabeza entre la élite del fútbol nacional. Privilegio del que su posición actual les permite presumir.