El poli «bueno» y el poli «malo» de Nóos

Los abogados de Iñaki Urdangarín y de Diego Torres son hasta ahora los dos letrados con mayor protagonismo en la causa

El abogado de Iñaki Urdangarin, Mario Pascual Vives EFE

JOSEP MARIA AGUILÓ

El abogado de Diego Torres, Manuel González Peeters, empezó a hacerse popular mediáticamente gracias a un inesperado y sicalíptico lapsus línguae. Ocurrió durante una de sus primeras intervenciones en el juicio del caso Nóos, cuando se calificó a sí mismo como «heterodoxo sexual», si bien inmediatamente aclaró que había sido un lapsus y que había querido decir «heterodoxo procesal». Ante las risas de casi todos los presentes ese día en la vista oral, González Peeters puntualizó que «esas cosas pasan». Sin duda es así, sobre todo cuando uno es además un heterodoxo confeso, sea del tipo o de la categoría que sea.

Esa popularidad inicial la ha seguido manteniendo González Peeters a lo largo del tiempo, pero ya no por ningún lapsus hedonista más, sino por algunos de sus comentarios o por su peculiar manera de hacer las preguntas a los acusados o a los testigos. Hasta ahora ha sido el letrado más incisivo y duro en ese sentido, lo que le ha valido ya varias reprimendas y advertencias por parte de la presidenta del tribunal, Samantha Romero. La magistrada le ha reprochado en más de una ocasión su «agresividad» a la hora de preguntar , si bien también es cierto que en diversas ocasiones ha sonreído abiertamente ante algunos de los razonamientos más ocurrentes o irónicos del letrado.

La forma de actuar del abogado de Iñaki Urdangarín, Mario Pascual Vives, es, en cambio, completamente diferente. Pascual Vives se muestra siempre calmado , respetuoso y extremadamente cortés, tanto con los acusados y los testigos como con todos sus compañeros letrados. Incluso cuando se ve en la obligación de protestar ante alguna intervención del Ministerio Público o de Manos Limpias, nunca se olvida de utilizar el calificativo «ilustre» para referirse a Pedro Horrach o a Virginia López Negrete. Por su parte, González Peeters suele ser algo más parco a la hora de utilizar ese adjetivo para referirse al fiscal Anticorrupción o a la letrada de la acusación popular.

Si en lugar de ser los abogados de Urdangarín y de Torres fueran, por ejemplo, dos de los abnegados agentes callejeros de la inolvidable «Canción triste de Hill Street» , Pascual Vives sería seguramente el poli «bueno» y González Peeters probablemente el poli «malo». Debido al lugar que ambos tienen asignado en la sala donde se celebra la vista oral, quien pregunta siempre primero a los acusados o a los testigos es González Peeters, así que cuando le llega luego el turno a Pascual Vives a veces queda ya muy poco o nada que preguntar sobre Nóos o las actividades de sus respectivos clientes, bien porque casi todo se ha dicho ya previamente o bien porque la persona que debería contestar no parece encontrarse anímicamente en las mejores condiciones para responder.

En lo que sí coinciden Pascual Vives y González Peeters es en su resistencia y en su capacidad de trabajo, pues hasta el momento son los dos únicos abogados que han asistido a todas las sesiones del juicio. Hasta ahora ambos trabajaban solos, pero desde hace unos días González Peeters cuenta con un ayudante o colaborador inesperado, el propio Torres, que se sienta ahora a su lado en cada sesión. Torres parece comportarse a veces como un letrado más, dejándole a González Peeters su ordenador portátil, comentándole algunas incidencias o haciéndole determinadas recomendaciones, que no siempre parecen contar con la aprobación de su sufrido letrado. A su manera, el exsocio de Urdangarín parece ser también a veces casi tan heterodoxo como el propio González Peeters. Heterodoxo procesal, claro

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación