En una delicada decisión, que aleja el peligro de un nuevo conflicto entre Serbia y Montenegro, el presidente serbio, Boris Tadic, reconoció ayer los resultados del referéndum realizado el domingo pasado y que concluyó con una frágil victoria de los partidarios de la separación. La valiente postura del mandatario fue imitada también por el primer ministro, Vojislav Kostunica, quien admitió que su Gobierno está dispuesto a reconocer la independencia de Montenegro y prometió que la división no causará problemas entre los dos países