«Toque de queda» en España: Así lo están aplicando las comunidades autónomas
La Comunidad de Madrid estrenó anoche el «toque de queda» nocturno que se extiende desde las 00:00 de la noche hasta las 6:00 de la madrugada, mientras Cataluña lo estrenará este domingo y Valencia permitió desplazamientos hasta la una
El toque de queda nocturno es la principal novedad de las nuevas restricciones, que se van estableciendo en varias comunidades autónomas y que serán respaldadas por el el estado de alarma que decretará este domingo el Gobierno tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. Una medidad que, por comunidades, tiene sus matices. A continuación las características más relevantes:
Cataluña: el «confinamiento nocturno» entrará en vigor este domingo por la noche
El toque de queda o confinamiento nocturno entrará en vigor este mismo domingo y estará vigente entre las 22.00 y las 6.00 horas, según ha anunciado la Generalitat. Los establecimientos abiertos al público deberán cerrar a las 21.00 horas, según las mismas fuentes.
El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, aseguró ayer que el gobierno catalán lo tenía «todo a punto» para decretar el toque de queda en Cataluña una vez se publique el decreto sobre el estado de alarma por el Covid-19, que el Gobierno ha aprobado este domingo en Consejo de Ministros. De ahí que el trabajo esté ya muy avanzado y se anuncien excepciones, sobre todo relativas al desplazamientos, que se darán a conocer esta tarde.
Aragonés también ha avanzado que esta restricción irá acompañada de otras medidas, porque el Govern no quiere "gestionar esta crisis con criterios militares", y que tendrá excepciones, como personas que trabajan de noche y servicios de emergencias. Sobre si bares y restaurantes seguirán o no cerrados, ha dicho que «hay que esperar unos días, pocos, para empezar a tener los datos» que permitan evaluar cómo ha funcionado.
"Si hay que alargarlo, lo alargaremos", acompañándolo, si es necesario, de más ayudas para los negocios afectados en caso de que el cierre se alargue o de que se presenten solicitudes por una cantidad superior a la prevista. También ha afirmado que el Govern no descarta un confinamiento domiciliario, aunque es una situación a no quiere tener que llegar: "Pero debemos tratarnos como personas adultas. La situación es muy complicada".
Valencia: primer toque de queda desde el 23F
Valencia vivió la pasada noche su primer toque de queda desde el 23 de febrero de 1981. De un golpe de estado a una pandemia del coronavirus, la calles de la ciudad en vez de por tanques del Ejército por patrullas de la Policía Nacional y de la Policía Local.
Los luminosos de los coches policiales no dejaban lugar a la duda. Los controles de la pasada noche correspondía a un nuevo toque de queda casi cuarenta años después. Los paneles de tráfico también advertían de las restricciones de movilidad.
Ayer, de forma excepional, la Generalitat permitió los desplazamientos hasta la una de la madrugada , que era la hora a la que hasta ahora debían cerrar los bares y restaurantes.
A partir de hoy el toque de queda se establecerá entre la medianoche y las seis de la madrugada . Los bares y restaurantes deberán cerrar a las doce y no podrán servir en barra. Además, durante todo el día las reuniones sociales y de familiares que no convivan se limitan a un máxmo de seis personas. Para frenar prácticas como el botellón, se aplicará una «ley seca» entre las diez de la noche y las ocho de la mañana, cuando se prohíbe la venta de alcohol y los parques públicos cerrarán hasta la seis.
Todas estas medidas, que se prolongarán hasta el 9 de diciembre con el objetivo de frenar la propagación del coronavirus (que en la Comunidad Valenciana supera una incidencia de 150 contagiados por cada 100.000 habitantes) comenzaron a aplicarse la pasada noche.
Madrid estrena el «toque de queda»: «Antes iríamos de fiesta a una casa, ahora no se puede»
Falta una hora para la medianoche en la plaza del Dos de Mayo. Una hora para el cierre de los bares, que durante dos semanas han despedido a los clientes a las 23 horas. Y una hora para la primera madrugada del «toque de queda» , que anula la vida social hasta las 6 de la mañana. La plaza, en el corazón de Malasaña, termómetro del ocio nocturno madrileño, no está abarrotada. Tampoco las terrazas. Madrid estrenó ayer el «toque de queda» decretado por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ; el concepto impresiona, sus efectos, no tanto.
Son las 23.00. Un par de policías llaman la atención a un grupo de jóvenes que bailan al son de la música de un pequeño altavoz. Son seis amigos. Cuando se marchan los agentes, se convierten en una decena. Ana, Carlota, Mario, Marta y Milena tienen 17 años y las nuevas restricciones no han trastocado sus planes. «Aquí en Malasaña antes no había Policía, ahora venimos menos por eso. Se han cargado el ambiente». «Vienen a tocar los cojones a la gente de 17 porque somos los irresponsables, los inmaduros, los infantiles...» «Tú te vas a un bar y hay gente de 30 años sin distancia. Nosotros estamos en la calle porque no podemos estar en un bar». «Tenemos nuestro grupo con el que nos bajamos la mascarilla, en el que confiamos, nos vemos todos los días en clase». Los menores opinan atropelladamente, deseosos de aclarar que «los jóvenes» no deben estar en el ojo del huracán pese a engrosar los contagios de la segunda ola. «Mis padres me dicen: “Ten cuidado con quién vas”. Yo les digo: “Tenedlo vosotros”», asevera Carlota.
Salvo este grupo, la plaza apenas tiene visitantes. Son las 23.30 y la noche ya toca a su fin . Los camareros arrastran las últimas sillas, mesas y sombrillas de las terrazas. En el interior de los locales unos pocos clientes apuran sus bebidas. El reloj marca las doce y, por un momento, parece que aún queda fiesta. Un rumor de voces flota en el ambiente, el latido de una ciudad que no ha sucumbido al «toque de queda», decenas de personas que abandonan los bares de las calles aledañas. «Para mí no ha cambiado nada, una horita más en el bar y para casa», dice una joven que se detiene unos minutos para liar un cigarrillo. Prohibidas las reuniones en domicilios entre no convivientes, ya no hay última copa. «A casa, a casa», marcan el rumbo Dani y Coti, de 35 y 19 años, rezagados y «un poco perjudicados». «Antes nos iríamos a un piso de fiesta, pero ahora no se puede» , reconocen.
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