Sus actividades terroristas eran, en palabras del director adjunto del FBI, John Pistole, «más aspiraciones que operaciones», y su detención ha sido calificada de «preventiva». En otras palabras, los siete afroamericanos detenidos el jueves, dos de ellos nacidos en Haití, querían convertirse en terroristas, en el mejor de los casos, pero por el momento ni siquiera tenían una cámara para filmar sus objetivos. Eso sí, la operación desató ayer una enorme cobertura mediática y un debate aún mayor sobre el peligro de que surjan células terroristas en Estados Unidos.