En contra de lo que insinuaba su confesión judicial filtrada a la prensa, el general del espionaje Philippe Rondot, testigo clave del caso Clearstream, ha exculpado en declaraciones periodísticas al presidente francés, Jacques Chirac, y a su primer ministro, Dominique de Villepin, de haber urdido una conspiración contra su rival y número dos del Gobierno, Nicolas Sarkozy. El antiguo responsable de la inteligencia militar niega la existencia de una cuenta del jefe del Estado en Japón y designa a Jean Louis Gergorin y a Imad Lahoud, ejecutivos del consorcio aeronáutico EADS, como los principales instigadores de la maquinación orquestada en la penumbra de los servicios secretos.