Con un tímido paso frente a la violencia callejera, Batasuna ofreció ayer el rechazo más nítido de su historia a la 'kale borroka', aunque no llegó a condenarla. Desmarcándose de su estrategia habitual, el coportavoz de la coalición ilegalizada, Joseba Permach, calificó de «muy graves» los ataques del fin de semana en Barañain y Gecho, y expresó su esperanza en que no se reproduzcan, pero también pidió el fin de las «detenciones, torturas, encarcelamientos», de la dispersión de presos y «la violencia estructural por parte de los estados que niegan al pueblo vasco el derecho a decidir libremente su futuro».