Como enloquecido, gritando y esgrimiendo una barra de hierro, José Andrés Rodríguez saltó por la borda del pesquero 'Zamorano I' después de haber prendido fuego a la sala de máquinas y agredido a uno de sus compañeros. Eran poco más de las cinco de la mañana de ayer y el 'Zamorano I', un pesquero de 39 años que tiene su base en Burela (Lugo), navegaba a 180 millas de las islas Azores para pescar pez espada. A bordo de la nave viajaban nueve tripulantes.
A aquella hora, el patrón del barco se encontró frente a frente en cubierta con José Andrés, quien defendía su posición armado con una barra de hierro que usó para enfrentársele y producirle lesiones en un brazo y una rodilla. Casi inmediatamente, el tripulante desapareció de la vista del patrón y se supone que se arrojó al mar. Las circunstancias de este episodio fueron relatadas por el patrón del pesquero al jefe de seguridad marítima de Burela (Lugo), Ángel Rodríguez.
Los marineros de Burela estaban esta mañana impresionados por las noticias del suceso, y algunos achacaban el comportamiento de José Andrés, un hombre de 38 años vecino de Ferrol aunque nacido en Cariño (A Coruña), al estrés que puede producir la larga estancia a bordo, en un espacio reducido. José Andrés llevaba ocho meses enrolado en el pesquero.
Problema de convivencia
«Al estar tantos días en la mar -señalaba uno de aquellos marineros- la convivencia se hace muy complicada y acaban rozándose unos con otros». Quienes lo trataban aseguran que José Andrés Rodríguez era un hombre afable al que no se le conocían comportamientos violentos.
Durante toda la mañana, el pesquero navegó a la deriva, con el incendio a bordo y con dos de sus nueve tripulantes, el patrón y un marinero que se hirió en la cabeza al huir del fuego, lesionados, aunque fuera de peligro, mientras la armadora y el seguro del barco negociaban su remolque.
Un helicóptero de los servicios de salvamento de Portugal, procedente de Punta Delgada, y otros dos pesqueros se mantenían cerca del buque para prestar asistencia al barco siniestrado, en el que ya se había conseguido controlar el fuego.
Los dispositivos de salvamento portugueses continuaban por la tarde rastreando la zona del suceso para localizar al marinero desaparecido, del que aún se ignoraba el paradero al cierre de esta edición.