Horchata y conectores para la prensa digital: la reinvención de los quioscos tras su año más duro

«Quiero asociar los productos naturales con la lectura y el desarrollo del pensamiento crítico», reivindica el dueño de un nuevo establecimiento de prensa situado en la calle de Narváez, que se atreve a emprender en tiempos de pandemia

Quiosco instalado en el número 40 de la calle de Narváez

C. B.

Una portada de la publicación Blanco y Negro sobre una horchatera decora uno de los laterales del nuevo quiosco situado en el número 40 de la calle de Narváez, frente a los cines Renoir. A su lado, puede leerse un cartel que dice: « Prensa y horchata en tu casa y cuando quieras», mientras en el resto de paredes se suceden las páginas que homenajean en prensa escrita a la bebida originaria de Alboray a. En tiempos de pandemia , y tras el año más duro de estos comercios, José Manuel Fernández se enfunda el traje de valiente y se atreve a emprender, reinventado el quiosco tradicional para convertirlo en un punto de encuentro entre los medios de comunicación y el refrescante producto. «La idea es asociar los productos naturales con la lectura y el desarrollo del pensamiento crítico », dice el dueño del establecimiento. Tras el mostrador y desde que abrió el pasado 3 de mayo, José Manuel despacha periódicos y botellas traídas expresamente desde Valencia casi a partes iguales .

«En los últimos años, he ido encadenando trabajos poco estables . He tenido hasta tres empleos a la vez para poder conseguir un sueldo digno», confiesa este periodista de carrera, al que se le ocurrió la idea de remodelar el quiosco que su amiga Candela iba a cerrar por jubilación, y donde compraba la prensa todos los domingos . Eso lo acercó un poco más a su sueño. «Me gusta mucho la lectura, pero los medios digitales han hecho que se convierta en una lectura más rápida. Desgraciadamente, muchos quioscos han tenido que convertirse en una especie de bazar , donde se venden juguetes, refrescos, 'souvenirs' y paraguas para sobrevivir. Y adoro también la horchata. Recuerdo cuando de pequeño iba con mis padres a una terraza y la pedía», revela en conversaciones con ABC.

Tras darle muchas vueltas a la cabeza, surgió The Horchata Times, nombre del establecimiento, que recrea la estética 'vintage' de los quioscos callejeros de París. Romántico y acérrimo defensor del papel, José Manuel no resta importancia a lo digital . Por ello, ha instalado puntos de recarga para los terminales móviles y tabletas, así como conectores que permitan leer la prensa 'online', además de tener WiFi gratuito. «Queremos fomentar la lectura, que la gente encuentre un momento de reflexión para desarrollar el pensamiento crítico que da la lectura sosegada de la prensa . Realzar la lectura del papel y asociarla a un momento de ocio como puede ser tomarse una horchata, un café o un desayuno», afirma, y defiende la supervivencia de los periódicos escritos «combinados con los digitales».

Su objetivo es, a corto-medio plazo, instalar también una pantalla en la que los clientes y viandantes puedan leer los principales titulares del día de los medios de comunicación. «Lo haremos poco a poco, con confianza, en función del avance del negocio. También tenemos revisteros para que la gente pueda leer los periódicos de forma gratuita como se hace en los bares», explica el empresario.

Cada semana recibe, en tres cargamentos, 100 litros de horchata procedente de Alboraya. «De alguna manera, este emprendmiento recupera dos profesiones tradicionales: la del horchatero y la del quiosquero», dice. Con denominación de origen, el producto es cien por cien natural y sin pasteurizar, y está hecho por Món Orxata. «En Valencia tenemos 20 carritos repartidos por toda la ciudad en los que servimos la horchata con cazo, como se hacía antiguamente. Es una tradición sostenida durante 400 años», defiende Antonio Monforte, dueño de la empresa que ahora hace llegar su producto a la capital. «La horchata dura cinco días . Tenemos que combinar muy bien la demanda con la cantidad que producimos y enviamos, para que no se estropee. En Alboraya la envasamos manualmente y la enviamos los martes, jueves y viernes en un camión de refrigerados », continúa.

Este no es el único producto natural del puesto callejero de José Manuel: en él también puede encontrarse chufa, mermelada de chufa o fartons. «The Horchata Times es un grito. El grito de un oficio en vías de extinción, el de los quiosqueros a los que la digitalización nos ha engullido al mismo ritmo que los diarios de papel se tornan en objetos de museo . Es el grito contra el olvido de otro oficio ya extinto en Madrid: el de las míticas horchateras que alegraban los más de 150 carritos o los quioscos de horchata que llegaron a poblar nuestra ciudad en 1850», dice José Manuel, en un manifiesto que ha escrito para ensalzar las dos profesiones: «Reivindicamos la lectura pausada y ensalzamos la prensa veraz. Ansiamos rejuvenecerla, honrarla y ennoblecerla, sin renunciar a conectarnos, por fin, con la era de la digitalización ».

Además, el Ayuntamiento de Madrid modificó, la semana pasada, la ordenanza reguladora de quioscos de prensa para dar un impulso a estos comercios y atender sus necesidades. Por este motivo, podrán vender, además de periódicos, revistas y otras publicaciones, objetos como títulos de transporte, tarjetas de telefonía, pilas, tarjetas de memoria y entradas de actividades culturales y espectáculos . Otra de las novedades es que podrán exhibir publicidad digital y ampliar la tipología publicitaria fija, siempre que se refiera a cualquiera de las marcas o artículos que se vendan en él.

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