Ayuso y Almeida tienden la mano a los quioscos en su año más difícil

Las asociaciones reivindican su labor «imprescindible» durante la pandemia

En el día de los vendedores de prensa, al comprar el periódico la quiosquera Pilar ha obsequiado con un clavel a sus clientes Guillermo Navarro
Álvaro G. Colmenero

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Víctor Hugo dijo hace un siglo que la prensa es «el dedo indicador de la ruta del progreso». En tiempos más recientes, el séptimo secretario general de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan , apuntaba que «ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural». La pandemia del coronavirus no ha hecho sino confirmar ambas consideraciones y poner de manifiesto que el acceso a la información es un pilar fundamental, con la distribución como una de las piezas claves del engranaje. Con motivo del Día del Vendedor de Prensa, celebrado ayer, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid recibieron a las asociaciones del sector para expresarles su apoyo en el momento más crítico y su predisposición a colaborar.

La efemérides no fue una cualquiera para el sector. Los duros meses del confinamiento también golpearon con dureza a los vendedores de prensa y su día en el calendario es el momento perfecto para alzar su figura, rubricado con el regalo de un clavel para cada comprador de ABC u otro periódico. Las asociaciones se reivindican más que nunca como «imprescindibles» y lanzan un SOS ante el presente y el futuro a corto plazo. Sirva como un botón que desde el pasado mes de marzo hasta septiembre han cerrado 29 puntos de venta en Madrid, lo que supone aproximadamente un 10% del total, con una caída de ventas del 50%.

Las administraciones públicas no son ajenas al delicado momento que atraviesan los quiosqueros. En ese marco, el Gobierno de la Comunidad de Madrid estudia ya una fórmula para iniciar una campaña que ponga en valor el trabajo de los quiosqueros, con otras actuaciones complementarias.

El Ayuntamiento de la capital también es consciente de la situación y por ello aplicó una bonificación del 100% en la tasa de ocupación del dominio público, aprobada en el Pleno de Cibeles el pasado día 29 de septiembre. Además, aquellos que están dentro de un inmueble han podido optar a bonificación en IBI del 25 % para 2020.

Estas circunstancias se trataron ayer en las dos reuniones. Una de Díaz Ayuso con la presidenta de la Asociación de Vendedores de Prensa de la Comunidad de Madrid (AVECOMA) y de Vendedores Asociados de Prensa (Vap Madrid), Rosa Quintana; y otra del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y la dirigente de la Asociación de Vendedores de Prensa de Madrid (AVPPM), Teresa Araujo.

Las citas fueron una inyección de «optimismo» a pesar de todo. «Desde la Comunidad van a hacer un vídeo para animar a que la gente vaya a comprar a los quioscos y también van a intentar que un día se reparta geles hidroalcohólicos con el periódico para impulsar su venta», detalló Quintana a ABC, que explica que han solicitado ayudas para el sector y «no les han cerrado las puertas», aunque sabe que «la situación es muy difícil para todos».

Dificultades

Quintana, que regenta un quiosco en la Ronda de Atocha, recuerda el papel esencial que han jugado en la pandemia y su lamento por los problemas que arrastran desde hace tiempo. «Somos negocios familiares y no te puedes permitir estar cerrado. La gente tiene miedo y no sale de casa, los domingos se vendían muchos periódicos y ahora no es ni parecido», dice.

Rosa Quintana conversa con Isabel Díaz Ayuso, durante su encuentro en Sol EP

En la misma línea se expresa Araujo, que indica que las actuales recomendaciones de quedarse han propiciado otro descenso de los clientes. «Los vendedores de prensa estamos muy tocados. A los señores mayores les decían que no salieran de casa y nuestro cliente es siempre una persona mayor, los chavales no compran», lamenta esta vendedora, que regenta un quiosco en la calle de Bravo Murillo.

Con todo, lo cierto es que los vendedores se han caracterizado por haberse convertido en una especie de camaleones, capaces de adaptarse hasta en el momento más delicado. «No vivimos de la prensa nada más, necesitamos otros artículos para vender», reconoce Araujo. No se rinden y la máxima de que de las grandes crisis surgen grandes oportunidades cobra sentido en su caso, considerados como esenciales en el peor momento de la pandemia del coronavirus. «Somos imprescindibles y un bien para el barrio», insisten.

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