El Ayuntamiento de Madrid reparte un 67% más de comidas a familias desde el inicio de la crisis
Madrid da ayudas alimentarias a 81.677 personas y multiplica los menús: de 7.384 en marzo a 12.310 en junio
La crisis de 2008 empujó a Miguel Ángel Sánchez a emigrar a Honduras a ayudar a un familiar en su negocio de hostelería. Tras unos años trabajando allí realizó el camino de vuelta, ya con mujer e hijo, en busca de una vida mejor en Madrid. Nada más llegar, en febrero, le contrataron en una VTC como conductor. Pero su suerte tenía literalmente las horas contadas. «El día antes del estado de alarma, a mí y a los otros 200 compañeros que estábamos en periodo de prueba nos echaron y nos encontramos sin ahorros. N o teníamos nada más que lo que había en la nevera », relata Sánchez a ABC. Su familia es una de las 30.043 que reciben ayudas alimentarias desde que irrumpió el Covid-19 en España . Sólo desde el 30 de marzo, el Ayuntamiento ha tenido que redoblar el esfuerzo y aporta ya 12.310 menús a domicilio para personas vulnerables , un 67 por ciento más que el 30 de marzo.
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En total, según los datos a los que ha tenido acceso ABC, con fecha del 5 de junio, 81.677 personas reciben algún tipo de recurso municipal para poder cubrir una necesidad tan básica como comer. Latina (10.876), Puente de Vallecas (9.944), Carabanchel (6.689), Villaverde (6.647) y Tetuán (5.383) son los distritos con mayores necesidades alimentarias. Moratalaz (879) es la única zona de la capital que no supera el umbral del millar de personas con dificultades para llenar el frigorífico.
Al margen de los distritos, desde el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social se suministran otros 500 menús a domicilio cada día lectivo para los menores de las escuelas infantiles que tuvieran beca de comedor; otras 3.537 comidas para mayores vulnerables; y 1.700 raciones diarias más para familias en exclusión socio-residencial.
Aquiles Paneras, 49 años: «Me quedé sin trabajo en enero y no pude cobrar el paro. Estoy agradecido porque en Venezuela no hubiera tenido ayuda»
El desempleo y el retraso en el pago de los ERTE han sido dos de las grandes causas que han obligado a miles de madrileños a acudir a los servicios sociales por primera vez. Es el caso de Aquiles Paneras , cuyo contrato como conductor en Europcar concluyó en enero. Con su amplia experiencia laboral pensó que en cuestión de unas semanas encontraría otro empleo. Sin embargo, el confinamiento acabó con todas sus esperanzas y sus pocos ahorros. «Me quedé sin trabajo en enero y no pude cobrar el paro. Al principio me ayudó mi hermana a pagar la renta del piso, pero tampoco tenía dinero para hacer la compra. Por eso contacté con Servicios Sociales y me facilitaron cestas con productos básicos de alimentación e higiene», explica a este diario este hombre de 49 años de origen venezolano.
De las 341 familias que reciben cesta de alimentos en Retiro, 64 se han dado o se darán de baja este mes
Además, Paneras también recibió los productos que vecinos voluntarios recogen en los tres huertos del distrito y que se distribuyen entre las familias más vulnerables. Con esta fórmula, el Consistorio busca que no se desperdicie la cosecha, se tejan redes vecinales y, al mismo tiempo, se pueda socorrer a las personas que peor lo están pasando en el barrio. «Estoy muy agradecido del trato de los servicios sociales, porque en Venezuela en mi situación no hubiera tenido ayuda de ningún tipo », reconoce. Desde hace una semana también está en un grupo de orientación laboral en el que le envían ofertas de empleo y cursos de formación gratuitos.
El papel de los centros sociales de los distritos, a pesar de que han trabajado a distancia, ha sido clave para atender otras necesidades invisibles, de personas que no estaban captadas por las redes del Área de Familias y para atender la soledad sobrevenida de los mayores . «En Retiro hemos detectado que muchas personas mayores aún teniendo recursos económicos se habían quedado sin las personas que tenían contratadas para que les ayudaran a limpiar su domicilio y a hacer la compra y no tenían a quién recurrir. Se encontraban muy solas», explica a ABC la jefa del departamento del Centro de Servicios Sociales de Retiro , Margarita Iglesias , que destaca que han surgido «iniciativas muy bonitas» para paliar su soledad.
Margarita Seguí, 92 años: Gracias a servicios sociales una señora se ofreció a leerme, porque yo he perdido la vista»
Margarita Seguí, de 92 años, llamó al 010 para hacer una consulta sobre su centro de salud y a partir de ahí comenzó lo que ella llama una de estas «cosas mágicas que hay en la vida». Al percatarse de que vivía sola y de que apenas contaba con la ayuda de un sobrino para hacer la compra y mantener la casa limpia, los trabajadores sociales le ofrecieron su ayuda y compañía. «Me mandan unos menús hechos y gracias a Cristina, la trabajadora social, contacté con una señora que se ofreció a leerme cada tarde un libro , porque sabían que yo he perdido la vista y me encanta leer», cuenta, agradecida. «En estos tres meses sin salir de casa h emos terminado ‘El Castillo de diamantes’, de Juan Manuel de Prada, ha sido un regalo maravilloso », expresa.
Pese a que las ayudas han ido en aumento estos tres meses, el cambio de fase ha sido un punto de inflexión: de las 341 familias que reciben alimentos en Retiro, 64 se darán de baja este mes al recuperar su empleo. Un dato que dan esperanza en medio de la crisis.