Fútbol
Las ruinas del vetusto Sancho Dávila en Puerto Real
HISTORIA
El Puerto Real CF contaba con uno de los campos de fútbol más peculiares y con mayor solera de la Bahía de Cádiz
El club de La Villa ha deambulado por diferentes escenarios desde que en 2011 abandonase definitivamente las instalaciones y se procediese al derribo de la tribuna
Entrevista a Aurora Salvador, alcaldesa de Puerto Real
Jesús Casas: «España tiene nivel para volver a ser la campeona de la Eurocopa»
Desazón, dolor y una inmensa tristeza. Pasear por La Villa y ver el estado en el que se encuentra el antiguo Campo de Fútbol Sancho Dávila provoca esos sentimientos. La imagen actual del que era uno de los feudos con solera del balompié gaditano es impactante.
El estado de aquel feudo con una tribuna tan propia del fútbol inglés es dantesco y desolador, como si por allí hubiese pasado un batallón de guerra y lo hubiese dejado en los huesos.
Su tribuna, salvando las distancias, era como si un Craven Cottage en miniatura se asentara en pleno corazón de la Bahía de Cádiz. Un recinto añejo, coqueto y con solera en el que los locales apretaban hasta la extenuación y los visitantes se las veían y deseaban. Fútbol en estado puro. El máximo exponente del romanticismo balompédico junto a El Palmar en los últimos tiempos tras el adiós de Domecq en Jerez, Marqués de Varela (Madariaga) en San Fernando o Eduardo Dato en El Puerto.
Hoy por hoy el nombre del estadio ya no es el mismo debido a la Ley de Memoria Democrática. Desde el pasado mes de abril ya no queda en pie ni el cartel. Sancho Dávila era Jefe Territorial de Andalucía de Falange Española durante la Guerra Civil y en los primeros años de la dictadura franquista. Uno de los fundadores de Falange Española junto con su primo José Antonio Primo de Rivera. También fue presidente de la Federación Española de Fútbol entre los años 1952 y 1954.
«He pasado por el bar anexo al Sancho Dávila para tomar un café y cuando he visto lo que era el estadio por los cristales de las ventanas se me ha caído el alma a los pies. El estado era lamentable y de eso hace ya tres o cuatro años». Quien habla es Jesús Casas, el actual seleccionador de Irak y quien trabajó codo con codo con Luis Enrique en el Barça y en la selección española.
«Me asomé a la tapia y mi sensación de tristeza fue brutal. A Puerto Real como ciudad le han quitado parte de su corazón al dejar el Sancho Dávila en ese estado», comenta Manolo Rueda, artífice desde el banquillo del ascenso a Tercera en la temporada 99/00.
Antonio Cama, que se quedó a un paso de subir a Segunda B como entrenador de los verdiblancos, apunta: «La parte de la tribuna se llenaba y era acogedor. Guardo muy buen recuerdo de ese campo y de esa afición. Eso sí, nunca más he vuelto a ir». Fue junto a Quinichi el técnico que más cerca se quedó de colocar al Puerto Real en la tercera categoría del fútbol español.
Un portero que dejó huella en el Sancho Dávila fue el portuense Javier Otero, quien años después tomó las riendas como director deportivo. «Me da pena acercarme por allí. El bar sigue existiendo y me entristece mucho cuando he ido a tomar café al bar. Veo el estado del campo donde vivimos tantos buenos momentos y no sirve ni para sembrar patatas. Que lo dejen así es un crimen», apostilla.
¿Cuál es la situación actual del estadio?
A sus 75 años de edad, Antonio Bohórquez Tenorio lleva más de 20 años como presidente del Puerto Real. Fue reelegido en 2023 y el mandato actual es de cuatro años. Antes fue futbolista.
«La historia ha sido muy negativa con el Puerto Real. Tenemos un campo de fútbol en estado de abandono y todo parte en el año 2004, con la insistencia del entonces alcalde José Antonio Barroso, que tenía entre ceja y ceja hacer viviendas sociales en el terreno del Sancho Dávila», apunta Bohórquez.
Puerto Real pasaba de ser una ciudad industrial a una ciudad dormitorio. «Recuerdo perfectamente aquella asamblea porque fuimos 359 socios y se aprobó por unanimidad vender el Sancho Dávila al Ayuntamiento de Puerto Real. La razón era clara: el campo de fútbol estaba sentenciado por el proyecto urbanístico de Puerto Real, pues se pasaba de ser una zona deportiva a ser una zona urbana. Estábamos atados de pies y manos, y sin poder mejorar las instalaciones», recuerda.
¿Qué paso entonces? Pues que se vendió el estadio por 14 millones de euros en 2006. En ese precio entraban unos terrenos en el sector de Entrevías, donde iría el nuevo estadio. «Está escriturado», afirma el presidente del Puerto Real. Y añade: «Son ya muchos años luchando frente a la incompetencia del Ayuntamiento en sus diferentes gobiernos. Siempre ha existido falta de seriedad, de incumplimiento de contrato».
El Puerto Real está actualmente en Concurso de Acreedores. Con una demanda por la situación de esos terrenos interpuesta en el año 2017, el juicio se celebró el 21 de febrero de este año. Falta conocer la resolución. «Creo que está ganado. Cualquiera que compra un piso y no lo paga, ya se sabe. Nos deben nueve millones de euros más los intereses. Es decir, en torno a 14 millones de euros. Esperamos sentencia sobre el tema, pero mientras estamos en plenas negociaciones», apunta Antonio Bohórquez.
Eso sí, al mismo tiempo se lleva a cabo una negociación con el Ayuntamiento de Puerto Real para que se solucione el entuerto de la mejor manera posible para todas las partes. «Lo que pretendemos es que se pague la deuda que tiene el club, que salgamos del concurso y que se haga el nuevo campo, más una ayuda económica para salir a flote», destaca el presidente verdiblanco.
Con el anterior equipo de gobierno, liderado por el PSOE, parecían estar en consonancia. Ahora con la alcaldesa Aurora Salvador y la EPSUVI (Empresa de Suelo y Vivienda de Puerto Real) siguen las negociaciones. Hace algo más de una semana que se reunieron. Ahí se determinará qué sucederá con los terrenos del antiguo Sancho Dávila, con la parcela que el club tiene en Entrevías y con la deuda que existe con la entidad.
Ahora el Puerto Real juega en la Primera Andaluza en el Virgen del Carmen, un feudo que como comenta Antonio Bohórquez, «no reúne las condiciones para un club de esta historia». Un paso más en el exilio que también les ha llevado a jugar en El Rosal y en el Río San Pedro tras abandonar el Sancho Dávila. «De El Rosal nos tuvimos que ir porque el Cádiz CF nos exigía pagar por jugar allí, Así se incumplía el compromiso de la Diputación por el que Puerto Real tenía derecho a jugar ahí, pero ya sabemos que todo es Cádiz CF, Cádiz CF y Cádiz CF», incide.
Y deja un dato: «Puerto Real, a diferencia de los demás clubes cercanos de la provincia, sí tenía un campo en propiedad. El Sancho Dávila fue comprado en el año 1956 por 60.000 pesetas. No es municipal».
«Nosotros exigimos un campo de fútbol digno y decente. Cualquier foto o vídeo que se hace del Sancho Dávila demuestra que su estado es lastimoso. Entran ganas de llorar porque allí se vivieron muchos momentos de alegría y lágrimas. Era nuestra casa y la abandonamos creyendo en la palabra de políticos. No podemos confiar ni en nuestra propia sombra porque desde noviembre de 2012 que se iba a empezar el nuevo campo, todavía seguimos esperando una solución», añade.
Hace algunos meses, Aurora Salvador, alcaldesa de Puerto Real, señalaba en una entrevista concedida a LA VOZ: «La empresa pública EPSUVI se quedó con el Sancho Dávila y ahora es la titular de los terrenos. El club tiene una zona en Entrevías que no se ha vendido. Esa zona es suya. El presidente pide que le devolvamos el Sancho Dávila, y que él se encargaría de hacer el nuevo campo de fútbol».
«Hay que valorar todas las perspectivas. Él tiene que mirar por el Puerto Real CF, que es legítimo y es su función, y por nuestra parte tenemos que ver qué es lo mejor y tenemos que ver si ambas cosas se pueden mantener o si alguna de las dos partes tiene que desprenderse de algo», afirmaba.
Jesús Casas: «Puerto Real merece un estadio acorde con la historia del club»
En mitad de la incertidumbre y el desencanto queda rememorar viejas hazañas en La Villa. Por allí pasó Jesús Casas, quien hoy en día tiene un nombre en el fútbol internacional.
«Sin contar con mi paso por la cantera del Cádiz CF, el Puerto Real es el club en el que más tiempo pasé. Fueron tres temporadas primero y otra más tarde. Además es el club donde mejor rendimiento di, el que más se me quedó», apunta el actual seleccionador de Irak.
De 1998 a 2001, disputando la primera Fase de Ascenso a Segunda B en la historia del club. «Los recuerdos son muy bonitos. El Puerto Real tenía en torno a mil socios, muchos de ellos eran los trabajadores de Astilleros. El campo siempre estaba lleno y los encuentros se jugaban los domingos a las cinco de la tarde», recuerda. Fútbol en estado puro.
En la temporada 99/00 estuvo cerca de subir a Segunda B. Fue la primera liguilla de ascenso en la historia del Puerto Real, entonces entrenado por Quinichi. No subió porque se cruzó con el Poli Ejido de Antonio Tapia, que acabó ascendiendo pero perdió en el Sancho Dávila. «Fue año espectacular. Coincidimos gran grupo de jugadores como Otero, Bienvenido, Juan Antonio y yo, que no éramos de allí pero estábamos muy identificados con el pueblo. Nosotros más los de allí y arriba Manolo Sanlúcar, Juanma Hoyos y David Hernández más Barroso», rememora.
«Los de arriba marcaron 60 goles, le ganamos 7-0 al Córdoba B y atrás éramos muy compactos. Entramos en la liguilla en Ayamonte y nos faltó creérnoslo un poco en la Fase de Ascenso. Nos dejamos las opciones con el Albacete, un 3-3 aquí que nos condenó y donde lesionaron a Manolo Sanlúcar», sentencia.
«Quinichi con una plantilla normalita consiguió lo que nadie había conseguido. Fue el que más rendimiento me sacó. Repitió a Boro y me ubicó como libre en una defensa de tres. Fueron tres temporadas inolvidables en esa primera etapa e incluso el Linares, que estaba en Segunda B, se interesó por mí», añade el gaditano.
Casas, que se ha forjado en el fútbol provincial, no pierde de vista lo que sucede en el barro. «Es triste el deambular de equipos con historia que no tienen donde jugar. No sé de quién es la culpa, pero que lo arreglen. El Puerto Real merece un estadio acorde con la historia del club».
Rueda y Cama dejan huella en La Villa
Si Jesús Casas disfrutó sobre el césped, Manolo Rueda y Antonio Cama lo hicieron desde el banquillo. Gaditanos de pro, uno consiguió subir al Puerto Real a Tercera y el otro se quedó muy cerca de llevarlo a Segunda B. Fue la segunda vez en la historia de los puertorrealeños. Y la última hasta hoy.
«Es donde más momentos más bonitos que he vivido como entrenador. Son 109 partidos, con un ascenso vivido en una liguilla ante Utrera, Pozoblanco y Ayamonte en la temporada 2003/2004. La gente del Puerto Real me trató con un cariño brutal», afirma Manolo Rueda. Y va más allá: «Decían que no íbamos a ganar ningún partido y ganamos cinco de seis. Teníamos un bloque muy compacto y muy honrado».
Para él, «el Sancho Dávila era santo y seña, un campo señero y acogedor. Casi recuerda al fútbol inglés, con un ambiente peculiar del bar cuando se podía tomar alcohol en los campos de fútbol. Esa entrada a los vestuarios pegada al córner... Inolvidable».
Sus recuerdos van mucho más atrás, cuando el equipo de Matagorda jugaba allí y él iba de niño con su padre. Después tuvo el honor de entrenar en ese feudo y se le viene a la mente una imagen muy especial. «Soy viudo desde 2012. No me gustaba que Marta, mi mujer, fuera al campo porque a veces hay poco respeto, poca educación. Le dije a mi hermana Inma que en el descanso llamara al Sancho Dávila y si íbamos ganando, la recogiese. Mi hermana la recogió y ella estaba detrás. Me abrazó al terminar y guardo esa foto como oro en paño», señala con la voz entrecortada por la emoción.
Anécdotas tiene para escribir un libro. «Puerto Real siempre fue una ciudad futbolera. Recuerdo que pagaban muchísimo dinero en Tercera y esa pudo ser una de las claves de la debacle. Tenían un equipo profesional en Tercera», apostilla.
«Es un orgullo haber sido entrenador y ascender a Tercera. Le guardo mucho cariño a una afición que me trató de gran categoría. Y no me puedo olvidar de Manolo Santana, Mangano, Selu Núñez, Ude. Formamos un equipazo humano y deportivo», indica antes de añadir: «Sancho Dávila era al Puerto Real lo que el Carranza al Cádiz CF. En el centro del pueblo, con el Frente Cateto como ejemplo de la afición».
El Puerto Real de Antonio Cama se quedó sin subir a Segunda B por un gol de Dani Aquino con el filial del Real Murcia en la temporada 2007/2008. «Antonio Bohórquez me llevó allí cuando cesaron a Rafa Escobar. Terminamos muy bien la temporada, jugamos la Fase de Ascenso a Segunda B y el Murcia B nos eliminó. La experiencia fue bonita», recuerda.
Pero luego todo cambió: «En la segunda temporada, con un buen equipo y Boro como secretario técnico, el presidente me destituye en la quinta jornada. Se dejaba influenciar. Boro cogió el equipo. A partir de ahí no tengo vínculo e incluso hubo denuncias».
Sin embargo, Cama se queda con lo positivo: «La parte de la tribuna se llenaba y era acogedor. Me gustaba jugar como local porque la gente no era muy exigente, con un público muy respetuoso. Muy parecido a Sanlúcar. Guardo muy buenos recuerdos de la afición».
Otero: «De allí salí a hombros como un torero»
Y para guardián, Javier Otero. El que fuese guardameta portuense estuvo allí cinco temporadas inolvidables. «Viví momentos muy buenos, con un primer año de Regional a Tercera en el que subimos. Nos tocaron Recre B, Marchena y Atlético Espeleño y paré un penalti en el 94' ante el filial onubense. Ganamos 2-1 y salí a hombros como un torero. Después nos valía el empate en Huelva y ganamos 0-3», rememora.
«Eran partidos de domingo a las cinco, con un ambiente espectacular y gente de toda la Bahía. Y un presidente como Demetrio Berenguer que es de los mejores presidentes que he tenido», continúa quien fuese compañero de Jesús Casas. Al tiempo que también se detiene en esa primera eliminatoria de ascenso a Segunda B: «Una hora y media antes estaba lleno el Sancho Dávila para recibir al Poli Ejido. Ganamos 1-0. Teníamos un equipazo, que se surtía de jugadores de la provincia y de Cádiz capital».
Después Otero, actual secretario técnico del Conil y uno de los grandes conocedores del balompié provincial, fue director deportivo con Antonio Bohórquez. «Me pilló cuando iban a dejar de competir allí, pero el Ayuntamiento de Puerto Real firmó un acuerdo que incumplió. El Puerto Real se fue de su casa y lo perdió todo. El presidente lleva luchando por intentar que tenga su campo propio. Espero que lo consiga. Es triste ver cómo está el Sancho Dávila».