Con 'C' de cádiz

Manolo Rueda: «Yo tiré los globos en el final del popurrí de 'Soplos de vida' de Antonio Martín»

manuel rueda ibáñez. profesor

Enamorado de las tradiciones de su tierra, este gaditano multidisciplinar vivirá este carrusel de coros quien sabe si el último antes de volver a subirse en una batea el año que viene

Manolo Rueda, en el ambigú del teatro Falla en la noche de la final del COAC 2023. nacho frade

Al mal tiempo buena cara aunque todo se lleve por dentro. Esa sería una buena frase para definir a Manuel Rueda Ibáñez (Cádiz, 1966), un gaditano de pura cepa que vive la vida agradeciendo constantemente lo que tiene a pesar de lo mucho que le ha quitado. Manolo es pura bondad y cuenta sus cosas con la alegría propia de la persona que ha tenido que aprender que para vivir hay que sufrir. Este profesor en San Fernando es un amante de varias pasiones, la primera, su familia. A ella se entrega y por ella sonríe. Porque él es así, cercano, noble y con un corazón que no le cabe en el pecho.

Manolo es propietario de valiosísimas anécdotas que enriquecen a las famosas 3 'C' de Cádiz. Ya saben, Cádiz CF, Cofradías y Carnaval. Porque este entrenador de fútbol conoce de primera mano los entresijos del primer equipo de la ciudad, se metió en el pellejo de los romanos del Ecce Homo y disfrutó cantando sobre las tablas del Falla uno de los mejores tangos que se le recuerda al hoy sentido Julio Pardo.

Vive la vida con intensidad y se mantiene al día de todo lo que tiene que ver con Cádiz. Ahora se ha metido de lleno en el Carnaval; enamorado del concurso y apasionado del carrusel. Promete volver al Falla con la excusa de subirse a una batea, desde donde le gusta ver como el personal se divierte mientras él brinda por la salud y la felicidad de todos los que le rodean, que son muchos.

-¿Dónde vino al mundo?

-Yo nací en la calle Marqués de Cádiz; mi madre me trajo al mundo en la casa de mis abuelos y asistida por mi abuela paterna, que era una matrona muy conocida, Teresa Braza. Mi madre era de Sanlúcar y por entonces mis padres vivieron un tiempo no muy largo en casa de mis abuelos. Pero siendo yo muy pequeñito se compraron una casa en el barrio de La Laguna, donde me he criado.

-¿Y ahí sigue, no?

-No, no. Yo vivo en el Paseo Marítimo; ahí siguen mis padres, en la calle Sorolla, que es la vivienda familiar nuestra de siempre. De hecho, este año he sido Rey Mago de La Laguna.

-Cierto. Con José Grima (director de comunicación del Cádiz CF) y...

-Pedro, el de la farmacia.

-¿Y cuándo se independiza de la casa familiar?

-Cuando conocí a Marta, mi mujer. Nos fuimos a vivir al Paseo Marítimo.

-¿Puede que Marta fuese de Bilbao?

-Sí, así es. Ella ya vivía en Cádiz. Una de nuestras aficiones comunes era la playa; ella pasaba muchísimas horas en la playa. De hecho, nos conocimos en la playa hasta que felizmente nos casamos. Estuve 23 años casado con ella hasta que desgraciadamente falleció en el 2012. Tenemos dos hijos, Marta, que ya está independizada, y Pablo, que convive conmigo en el Paseo Marítimo.

-¿En la misma casa donde se casaron?

-No exactamente. Eso tiene su aquel, A mí me tocó una quiniela en el año 2000.

-Andá. ¿De cuánto fue y cuál fue su apuesta?

-La apuesta era de cuatro dobles normales y me tocó una de 13, que fueron tres millones y medio de pesetas. La afición a las quinielas me viene de mi abuelo Manuel, que era de estas personas mayores que le gustaba seguir la quiniela escuchando el carrusel deportivo mientras mientras iban apuntando los resultados parciales.

-Hombre, todo un clásico eso de ir marcando los goles, los descansos y los finales de cada partido. A mi esa costumbre me la pegó mi padre, que era un considerado quinielista de butacón, pipas y radio. Eso ya no se puede hacer con estos horarios del fútbol moderno pero entonces era el planazo del domingo por la tarde.

-Y tanto que lo era. Pues gracias a esa afición me tocó esa quiniela; nosotros vivíamos de alquiler en el 10º C y gracias a la quiniela, y a la vista que tuvo mi mujer, nos compramos en el mismo bloque el 6º G, que es donde vivo actualmente con mi hijo.

-¿A qué se dedicaba su mujer?

-Se dedicaba a cuidar a mis hijos porque yo trabajé mañana y tarde toda mi vida; por la mañana en el cole y por la tarde entrenando. Cuando mis hijos ya estaban más creciditos llegó a ser monitora de aerobic.

-¿Qué edad tenía cuando falleció?

-52 años.

-¿Cómo se levanta uno de ese palo?

-Yo me quedé viudo con 46 años. Evidentemente eso es un palo horrible porque es una cosa que está ahí, que no se va nunca. Es algo muy duro y que convive conmigo. Obviamente, no te queda otra que aceptarlo con resignación, pero a la vez te tienes que ir dando cuenta que también tienes dos hijos y que tienes que tirar hacia delante; que tienes padres, que tienes hermanos y que todos están muy pendientes de ti y que, aunque te emociones en muchísimas ocasiones, que es muy noble y muy humano, intentas por todos los medios no preocuparlos a ellos.

-¿Puede decirse que ha salido del bache o de eso nunca se sale?

-Sí, hombre. La vida sigue y tienes que aprender a vivirla. Y a vivirla con alegría, con ilusión y con motivaciones. Y todas esas cosas las tengo; sobre todo mi familia, especialmente mi hijo Pablo, que es quien convive conmigo. Después tengo el fútbol, mi deporte, mi Carnaval, que este año lo he disfrutado mucho gracias a la COPE y a Rubén López porque he pasado un concurso y una experiencia inolvidable con todos los compañeros. Volvería a repetir con los ojos cerrados. También tengo mi trabajo, que por supuesto me da la vida; me divierto muchísimo todos los días con mis alumnos y con mis alumnas y con mis compañeros y compañeras. El trabajo es un pilar básico en mi vida y me llena de ilusiones y motivaciones. Y por supuesto, mis amistades, que tengo muy buenos amigos y amigas que me alegran la vida cada vez que coincidimos.

-¿Cómo comienza a coquetear con el fútbol?

-Mi padre también jugó en la cantera del Cádiz. Recuerdo que cuando me empezó a picar el gusanillo hice una prueba en el Cádiz de la mano de Juan Bejarano, que fue un hombre importante en la cantera y que previamente había entrenado a mi padre.

-O sea, que su primer club en el que empieza a jugar siendo un crío fue el Cádiz. ¿No hubo ningún otro club antes?

-Es que prácticamente no me dio tiempo antes porque yo entré muy pequeñito, con seis añitos, en el Cádiz. La prueba que me hicieron salió satisfactoria y comencé mi carrerita en la cantera del Cádiz con mi primer entrenador, Manolo Ros, que nos trataba como un padre. Luego tuve a otros muy buenos como Antonio Macías, Pepe Domínguez, Manolo Pérez Fuertes, Pepe Ortega, Luis Agüero, Agustín Grimaldi... También tuve a muy buenos preparadores como Gutiérrez Valle, Jesús Mora, que después fue preparador físico mío en el Cádiz y profe mío en Magisterio. Que me perdone alguno si me olvido de ellos porque fueron muchos.

-El que no le voy a perdonar seré yo como siga con la listita...

-Jajajaja

-Sigamos pues. ¿Dónde estudió?

-Empecé en el cole San Estanislao, aquí en La Laguna. Pero muy prontito mis padres me llevaron a Salesianos. Aún recuerdo la entrevista con el director don Manuel Caballero. Me siento muy orgulloso de haber estudiado con ellos; me dieron una educación y una formación bastante importante. Recuerdo con mucho cariño a todos los profesores y profesoras; ahora que soy profe me acuerdo muchísimo de ellos e incluso a algunos los sigo viendo por la calle y cuando les hablo de don y se enfadan conmigo.

-Me pasa lo mismo con los que yo tuve en San Felipe, que los sigo saludando con el don por delante. Ya que entramos en esto y ahora que lo vive desde dentro, ¿cómo ha cambiado la educación?

-Yo entiendo que el respeto no está en el don ni en el doña. Ahora mismo, prácticamente el 100% de los alumnos nos dicen profe, maestro o seño.

-¿De qué edad son sus alumnos?

-Este año soy tutor de 5º y doy clases de Educación Física en 5º y en 2º.

-¿Y eso traducido a la EGB resulta?

-Igual, no cambia nada. Ahora mismo estoy en el cole de Las Cortes, en San Fernando. Y aprovecho este espacio que me das para enviar un besito a todas mis compis y a todos mis alumnos y alumnas.

-Le preguntaba por la educación de antes y la de ahora. Los más nostálgicos pensamos que la de antes era más exigente, jerárquica y fundamentalmente mejor. ¿Cómo ve esto que digo desde dentro?

-La educación y formación en el cole es importante, pero la más importante es la que se da en casa. A tu pregunta, creo que hay matices y muchas vertientes. Antiguamente, por lo general, era la figura de la madre la que prácticamente estaba en casa con las comidas, los desayunos e incluso las tareas, mientras que el hombre era el que hacía la jornada laboral. Obviamente esto ha cambiado y ahora son los dos miembros de la familia los que hacen su jornada laboral. Por todo ello, creo que esto es un puzle de muchas piezas; evidentemente la educación y el respeto es fundamental, pero primero en casa y luego en el colegio. En torno a esos valores trabajamos. Pienso que tanto una alumna como un alumno no se puede poner a estudiar matemáticas ni lengua ni nada si no es capaz de dar los buenos días o la gracias. Lo primero es lo primero.

-Ha mencionado los horarios de los padres de antes y los de ahora. ¿Puede que ahora no se tenga más remedio que delegar más en el colegio, en los profesores, por esa 'dejación' de funciones en casa?

-Pudiera ser, pero es una circunstancia más de la vida que es importante considerar. Yo, como profe y como persona, entiendo que los valores deben ser más notables que las materias y los contenidos.

-¿Cuándo tomó la decisión de ser profesor de Educación Física? ¿Nunca tuvo otras inquietudes que le hicieran dudar?

-No las tuve, entre otras cosas, porque elegí muy pronto mi camino debido al fútbol. Yo empecé a entrenar desde muy joven en el Cádiz, club que me dio la oportunidad no sólo de jugar sino que me pagó el curso juvenil y regional de entrenador mientras yo era técnico en el club porque los primeros años evidentemente no nos daban nada pero al menos te compensaban con esas titulaciones, de lo que me siento muy agradecido. Tanto de esto como de la oportunidad que me dieron de entrenar tantos años. El curso nacional ya sí me lo pagué yo. Yo entendí muy pronto cual era mi camino porque le vi un paralelismo importante a la cuestión del fútbol y de entrenar.

-¿Hasta dónde llegó de futbolista?

-Hasta hacer la pretemporada con el Balón de Cádiz sénior, con el que no llegué a competir. Yo era un futbolista muy normal. Tengo que decir que soy el peor de los hermanos Rueda. Carlos llegó hasta el Cádiz B y Suso llegó a debutar en el primer equipo en competición oficial. No hace falta ser ningún secretario técnico internacional para decir que yo soy el peor de los tres jajajaja.

-Jajaja ¿De qué jugaba?

Jugaba de libre, a veces en mediocampo, pero sobre todo de libre; cuando antes existía la figura del libre porque hoy en día los dos centrales, e incluso los tres, juegan en línea.

-¿Algunos libres que recuerde?

-En su momento estaban Carmelo, Koeman... Existía esa figura del hombre libre, el cierre que intentaba acudir a la ayuda de los compañeros o iniciaba la jugada. Pero algo a mi favor también tengo que decir y sí que llevo a gala por bandera; yo he sido siempre muy buen compañero y muy buen jugador de equipo. Y eso lo considero, después de haber jugado a mi nivel y ser entrenador muchos años, muy importante.

Manolo es abrazado por su mujer Marta justo después de conseguir el ascenso con el Puerto Real

-Una vez que cuelga las botas, ¿cómo empieza a entrenar?

-Yo entreno en el Cádiz en todas las categorías menos en el primer equipo.

-¿Qué trayectoria tuvo en el Cádiz?

-Desde benjamines al filial entrené a todos; al Juvenil en dos etapas y con el Balón conseguimos un ascenso que no pudimos materializar porque el B no subió. El Cádiz B lo entrené también en dos épocas; en la primera me cesan pero sigo en la cantera y disfruto con un ascenso con el Juvenil, otro con el Balón y vuelvo al B, donde a mi vuelta paradójicamente hago mi puntuación más alta en mi carrera como entrenador en Preferente, Tenía a Falcón, Solano, Juanlu, Pablo Sánchez, Rodiel, Chiqui Paz...

-(Interrumpo) Buena camada esa, sí.

-Que me perdonen los que no nombro pero tendría que hacerlo a todos.

-Perdonado queda porque la culpa es mía que no le dejo seguir. ¿Cuántos puntos hicieron?

-76, una burrada. Y no jugamos ni liguilla para subir a Tercera. La jugaron Chiclana, con 79, y Portuense, con 82, creo recordar.

-¿Y qué hace cuando se acaba su etapa en el Cádiz?

-Me parece que mi primer equipo fuera fue el Rota, en Tercera. Allí me cesan, pero me firma el Puerto Real, donde llego sustituyendo a Juan Carlos Quirós. Tenía a Buyo de portero, el comparsista. También a Raúl Procopio, Julio Fariña, Javi Sotelo... Teníamos muy buen equipo. Jugábamos en el mítico Sancho Dávila e hicimos una segunda vuelta muy buena; eso hace que me firmara el Cádiz B otra vez. Y es ahí donde hacemos 76 puntos. Y me vuelve a llamar el Puerto Real al año siguiente y con 65 logramos ascender a Tercera, unas de las cosas más bonitas que me ha ocurrido junto al ascenso con el Conil.

-Conil, bonita plaza esa.

-Sí, muy bonita. Tanto en Puerto Real como en Conil pasé de los cien partidos.

-¿Cómo le fue tras los ascensos, ya en Tercera?

-En Puerto Real me cesaron y acto seguido me destinan a San Martín del Tesorillo a dar clases y el segundo año que estoy allí entreno al Tesorillo.

Manolo, con su hijo Pablo en brazos, entrenó al Cádiz B de los Pablito, Falcón, Juanlu, Rodiel y compañía.

-Cerca de La Línea. Recuerdo que ese club movía mucho dinero para la época y la categoría.

-Sí, colindando con la autopista de Málaga. Y sí, ese equipo hubo años en los que apostó muy fuerte. Sobre todo, el siguiente al mío. Yo terminé la temporada en Tesorillo, donde recuerdo que en un entrenamiento mi portero me partió el peroné. Y estando con la escayola me llama el Conil ese verano. A mí me destinaron a El Puerto ese año. Entonces, me llama Hilario, una persona a la que quiero mucho y que era secretario técnico del Conil. Como también guardo muy buenos recuerdos de mi primer presidente en el Puerto Real, Juan Sánchez Castaño, que me dio un gran trato al igual que Julio Teruel.

-Pero estábamos en Conil, que fue a negociar escayolado y todo.

-Sí. Me firmó Hilario, en la figura de secretario técnico y Pedro Pérez de presidente. La directiva al completo me trató de gran categoría. Además, te voy a contar una anécdota muy profesional del Conil. Yo negocié con Hilario todo el tema deportivo; la cartera de jugadores que yo tenía y todo eso. Y cuando termino de hablar con él me dice: '-Mira, ahora va a venir a hablar contigo el hombre del dinero'. Te estoy hablando de Primera Andaluza, eh. Ellos estaban perfectamente organizados cada uno en su parcela. Y esa organización es tan importante en un equipo de elite como en uno de Primera Andaluza. Y no me cabe menor duda que hay equipos de inferior categoría que están mucho mejor organizados que muchos grandes.

-Veo que la reunión con el director deportivo fue bien. ¿Cómo fue con la del paganini?

-Pues mira, aquí está la anécdota. Este señor del dinero me dice. '-Manuel ¿tú que piensas del tema económico porque habrá que hablar de dinero, no?' Y le digo: '-Mira, yo quiero una mensualidad y primas por partidos ganados'.

-Bien ahí.

-Hooombre. Yo jugaba mis bazas y confiaba evidentemente en mi trabajo porque llevaba ya mucho tiempo y conocía a muchos jugadores. Allí me llevé a muchos que yo tuve en el Cádiz B y en el Puerto Real. Tenía una cartera importante.

-¿El nombre del señor del dinero se puede decir?

-Sí, hombre, Tenía una empresa de electricidad muy importante en Conil, pero no caigo ahora en el nombre y que me perdone. Pues este señor, y el Conil, me dieron una lección. Porque a mi propuesta de una mensualidad y primas por partido ganado me contestó. '-Vale, pero cada vez que pierdas te quito tanto de las primas que ganes'.

-Bien también.

-Me pareció una negociación más limpia imposible. Al final, creo que el acuerdo me salió muy bien porque nos quedamos fuera de la liguilla por el coeficiente general con el Tesorillo. Eso fue en Preferente, pero al año siguiente me renuevan, quedamos segundos por detrás del Algeciras y perdemos la liguilla de ascenso contra el San José de la Rinconada. Aquí perdimos 0-1 y allí empatamos. Recuerdo que el club se portó de categoría porque hicimos hasta noche allí el día antes. Vuelvo a renovar otro año más y en mi tercer año en el Conil quedamos campeones y ascendemos a Tercera, donde me cesan en noviembre (de 2010). Evidentemente, lo consideré injusto porque el equipo no estaba en descenso cuando me destituyen, que fue después de un Sevilla C 1 Conil 1. El entrenador del Sevilla C era Diego Martínez, hoy del Espanyol. También jugaban con ellos Jozabed, actual jugador del Málaga, o Salvi, hoy en el Rayo.

-Es verdad, que se quedó en el C antes de volver al Sanluqueño y luego al Villanovense, previo paso al Cádiz.

-Así es.

-¿Cuál fue su último año como entrenador?

-Después del Conil, un año antes de fallecer mi mujer, me llamó el Puerto Real, en 2011. Inicio la temporada, pero segundas partes nunca fueron buenas y conmigo se cumplió. Quizás fui allí con más corazón que cabeza.

-¿Qué pasó? ¿Equipo cortito o qué?

-No, no. Equipo había, pero eran unas circunstancias más complicadas. No sé...

-¿Nunca entrenó fuera de la provincia?

-No, aunque negocié con el Ronda y con el Jerez Industrial.

-¿Qué pasa con Jerez, Manolo? ¿Algún problemita de gaditanía?

-No, no. Jajaja. Por supuesto que no. Es que estaba recordando y me ha salido eso, pero nada más lejos. Me encanta Jerez. Pero firmé en el Tesorillo, lo más lejos de Cádiz.

-Una carrera, entre la cantera del Cádiz y sus equipos, que ronda los 15 años. ¿Ha colgado ya la pizarra de entrenador?

-No, no. Yo en mi vida no descarto nada. Y menos una pasión.

-¿Por qué cree que salió de la rueda?

-A ver, yo salgo de la rueda muy fácil. Negocié hasta dos veces con el Arcos, en El Voy Voy.

-¿Qué coño es El Voy Voy, Manolo?

-La cafetería que hay en Arcos que es tan grande.

-Ah, vale, vale. Habrá que ir más veces. Bueno, y qué. De entrada ya le digo que menuda plaza el Arcos, con ese estadio que le hicieron y unas grandes condiciones para la categoría.

-Ya ves, buenísima plaza. Recuerdo perfectamente que negocio con el Arcos de Tercera el día en el que el Málaga de Pellegrini donde jugaban Joaquín, Isco, Baptista, Demichelis... jugaba la Champions con el City (era el Borussia). Para mí fue una negociación muy dolorosa. Yo, como entrenador, me había enfrentado muchas veces al Arcos y ellos me conocían muy bien como rivales que habíamos sido otros años. Carlos Vargas era el secretario técnico y contactó conmigo; hablamos del tema deportivo, no de dinero. Ya había fallecido mi mujer. Por el mismo momento, también me llamó Quique González para coger el Balón de Cádiz; en fin, fueron circunstancias muy dolorosas. Me acordaba en ese instante lo que me decía muchas veces mi mujer. 'Hay que ver la de años que te has llevado en el Cádiz y hace años que no te llaman'. Y fue fallecer ella y me llamaron. Las cosas del fútbol. Me dolió por supuesto decir que no al Cádiz y también al Arcos, pero yo ya, por motivos afectivos, recién enviudado y con mi hijo Pablo pequeño, el trabajo y todo pues me resultaba imposible. Aun así, al Arcos le pido 24 horas, les contesto que no, pero a las dos o tres horas me vuelven a llamar ellos para intentar convencerme. Me dicen que recapacite, que aquello es un buen sitio y que me vendría bien. Yo sabía que era un gran sitio, pero les dije que yo me tomo el fútbol como un profesional, con cuatro sesiones de seis y media-siete a nueve-nueve y media. Y más el día del partido. Y mi hijo 'embarcao', tío. No podía, no podía por más que quisiera.

-Entiendo que no se arrepiente. 

-No porque lo primero en mi vida es mi familia.

-Pasados todos estos años, ¿se puede decir ahora que Manolo Rueda está en el mercado?

-Yo no descarto ninguna posibilidad. De hecho, sigo en contacto con el fútbol de alguna manera. Canal Sur me llamó para hacer una colaboración de radio y estuve mucho tiempo; luego la Cope, en la persona de Rubén López, contactó conmigo para lo mismo y la verdad es que me hace muchísima ilusión lo que hago allí porque preparo mis datos de los rivales del Cádiz y eso me encanta.

-Doy fe. Bueno, finiquitamos tema fútbol. Vamos con otro palo importante de esta ciudad. ¡Fue romano del Ecce Homo, de los de antes! ¿Cómo surgió aquello?

-Yo tenía y tengo dos íntimos amigos que son Fernando Pérez y Carlos Alarcón.

-Cierto, ambos trabajan en la radio y la cofradía del Ecce Homo siempre ha tenido un apego con los periodistas.

-Exacto. Ambos eran de mi pandilla de amigos y me surge la posibilidad de salir de romano, de lo cual no me arrepiento en absoluto. Salí de romano varios años.

-¿Cobraba?

-Nosotros no cobrábamos que yo recuerde.

-¿No? ¡Pero si he cobrado yo de acólito cómo no lo iban a hacer los romanos? ¡Vamos, os tendrían que haber puesto un piso a cada uno en la calle Ancha! Jajaja

-Que no, que no. Que yo sepa, cuando salíamos pagábamos la salida.

-¡Que para colmo pagaban para salir? Mis respetos, Manolo.

-Bueno, era lo que había. Yo salí también algún año como penitente, como mi hijo Pablo, que lo hizo varios años. A mi hijo le gusta mucho, mucho la Semana Santa. Es un gran picao.

-Bien por Pablo, pero volvamos a la centuria. Sobre los romanos del Ecce Homo se ha hablado largo y tendido. Que si algunos iban mamados, que si la gente se cachondeaba de ellos, que si decidió quitarlos por los pitotes que se formaban en la calle... Usted que lo ha vivido en primera persona, ¿cuánto de verdad hay en todo eso y cuánto de leyenda?

-A ver, de la banda nuestra yo o no recuerdo o no te puedo decir porque no me acuerdo o no me enteraba, pero lo que soy yo particularmente como persona puedo decir que jamás, y ellos lo saben de sobra, jamás me lo tomé a pitorreo. JA - MÁS.

-Partimos de la base que el primero que se lo tomó a pitorreo fue mucho público de Cádiz, ¿no?

-Pues sí, sí. Con los años, y entonces también, parecía ser que era una imagen graciosa y famosa de la Semana Santa. Pero qué es lo que pasa en Cádiz, pues que nos tomamos a risa si no todo, casi todo. Jajaja.

-¿Y no tiene ningún recuerdo de verse involucrado en alguna anécdota, tumulto o cachondeo motivado por la presencia de los romanos?

-Bueno, sí recuerdo que a lo mejor pasábamos por una peña y sacaban a lo mejor una bandera llena de cervezas y nos las querían dar como si estuviéramos en la terraza de un bar, igual. También recuerdo con mucha gracia, y más a título personal, que yo estaba entrenando entonces a los alevines o infantiles y mis jugadores me esperaban pasar por todas las esquinas para armarme el cachondeo jajajajajaja. Dirían: '¡Vaya entrenador tengo yo!' Jajajajajajaa

-Jajajajajaja ¿El escudo le servía para protegerse o para esconderse?

-Jajaj Nooo, pero si yo no me lo tomé nunca a pitorreo. Con los años, evidentemente se ve como una cosa graciosa, pero no me arrepiento en absoluto.

-Vamos, que me asegura que no había que 'doparse' antes de salir a la calle de romano, ¿no?

-Para nada, para nada.

-Ok, ok. ¿Y ese fue su único contacto con la Semana Santa entonces?

-Salí también un año de penitente con el Ecce Homo. Pero ahora que mi hijo sale y participa más de ella me voy aficionando. Además, creo que como una gran tradición gaditana que es tiene sus momentos, sus lugares, sus olores... El Domingo de Ramos quieres ir a un lugar determinado, el Lunes Santo buscas tal esquina con tal paso... Es una riqueza de la ciudad, otra, que me gusta disfrutar.

-Ya hemos repasado dos de las tres 'C' de Cádiz, vayamos con la tercera, el Carnaval. Lo recuerdo en uno de los coros que mejor tango he saboreado como el de 'Vamos a la ópera', donde también salía su gran amigo Fernando Pérez. En la Semana Santa él fue su gancho, ¿también lo fue para salir en el Falla?

-No, no en este caso porque yo entré en el coro algún añito antes que Fernando.

-Entonces, ¿cómo fueron sus inicios como aficionado al Carnaval?

-Desde siempre he sido muy martinista, entre otras cosas, porque teniendo once años yo fui a la boda de Antonio Martín, que se casó en el ático del Anteojo, el actual Balandro. Allí cantaron 'Los arrabaleros', una comparsa suya de El Puerto de Santa María.

-Entiendo que su padre era amigo del comparsista.

-Era íntimo, sí. Esto hizo que desde muy pequeñito fuera a los ensayos de 'Los mandingos', 'Ángeles y demonios', 'Entre rejas', 'Trotamúsicos', 'Tras la máscara', 'Soplos de vida', 'Charlatanes de feria' y un sinfín más. Recuerdo estar en un ensayo de ellos en la panadería San José, en el horno de mi tío Joaqui, que en paz descanse. Aquello estaba en la avenida de Portugal, donde ensayó muchos años el grupo de Martín. Recuerdo esos años el freidor en la esquina que hoy es el hotel Barceló.

-¡Hombre, por favor! El freidor de los gallegos, con ese mítico bigote al aparato despachando. Otro grande que se perdió. O sea, que su relación con el Carnaval le venía de largo.

-Y tanto. Yo he tirado los globos en el final del popurrí de 'Soplos de vida' (1986). Los tiré desde el gallinero.

-Formando parte de la clá del grupo, entiendo.

-Claro. Yo he sido muy, muy carnavalero desde siempre. He crecido en los ensayos de los mejores años de Antonio Martín, de su grupo. Para mí Antonio es el más grande y su comparsa con Caracol, Macgregor, Quique Mayones, Catalino, Pacoli... Son todos muy amigos míos y nos tenemos un gran aprecio y muchísimo cariño.

-¿Y cómo llega al Falla, al coro de otro grande como el añorado Julio Pardo?

-Estando con una de mis pandillas, Manuel Mármol me ofrece salir en el coro después de que se produjera la ruptura tras 'La cueva de María Moco' (1986) entre Julio (Pardo) y Quico (Zamora), que salían juntos hasta ese año. Antes hicieron grandes coros como 'El callejón de los negros', un corazo. Pero se separan y comienzan a hacer coros por separado y es entonces cuando Manolo Mármol, como yo ya cantaba coplillas con los amigos, me dice. '-Quillo, Manolo, enróllate y vente a probar al coro, anda'. Voy un día al ensayo de 'El guateque' (1987) y Julio Pardo me hace la prueba. Recuerdo que canté los duros antiguos y que le dije Manolo Mármol que me ayudase, que me echase un cable para superar la prueba (risas). Llegué un poquito nervioso pero la pasé. Yo salí con Julio ese año y los siguientes hasta el 91. En el 87, con 'El guateque', y el 88, con 'La torcida', no pasamos a la final. Ya en el teatro Andalucía en el 89, con 'Noche de ronda', fuimos terceros y el 90, con 'Garambainas', segundos. Y, por supuesto, en el 91, con 'Vamos a la ópera', primeros. Que fue el año de la vuelta al Falla. De hecho, el otro día me resultó muy curioso que una de las pocas agrupaciones que le cantara a Julio un pasodoble fueron los 'Fariña' y creo que nombraron no sé si a Garambainas o a Noche de Ronda, entre los coros que ellos recordaron.

Imagen principal - 1. Con el coro de Julio Pardo Garambainas y perendengues. 2. Con el uniforme de la centuria romana que llevó Ecce Homo en los 80 y principio de los 90. 3. En las categorías inferiores del Cádiz.
Imagen secundaria 1 - 1. Con el coro de Julio Pardo Garambainas y perendengues. 2. Con el uniforme de la centuria romana que llevó Ecce Homo en los 80 y principio de los 90. 3. En las categorías inferiores del Cádiz.
Imagen secundaria 2 - 1. Con el coro de Julio Pardo Garambainas y perendengues. 2. Con el uniforme de la centuria romana que llevó Ecce Homo en los 80 y principio de los 90. 3. En las categorías inferiores del Cádiz.
Las 3 C de Cádiz. 1. Con el coro de Julio Pardo Garambainas y perendengues. 2. Con el uniforme de la centuria romana que llevó Ecce Homo en los 80 y principio de los 90. 3. En las categorías inferiores del Cádiz.

-Este Carnaval nos ha dejado desafortunadamente Julio Pardo. ¿Ha echado de menos letras en su recuerdo? Es cierto que el hombre ha fallecido en pleno concurso, pero resulta cuanto menos bochornoso que una de las pocas que lo haya recordado venga de Santander, ¿no cree?

-Sinceramente esperaba más de los grupos, sobre todo de los coros. También es verdad que ha llegado en un tiempo en el que las agrupaciones ya estaba enroscadas en casi semifinales, pero sí que esperaba alguna letra más. De estas letras de riesgo como la que hizo Antonio Martín el mismo día que fallece Paco de Lucía, que se la jugó. Y recuerdo que siempre Julio, con sus coros y a lo largo de su trayectoria, entre una de las muchísimas cosas que ha destacado es que a última hora solíamos llevar algún cuplé de nueva temática y graciosa.

-Un amante del Carnaval clásico como usted, que ha crecido con los guardianes del estilo, ¿cómo ve la evolución de la fiesta? Ya le he visto que en su coche llevaba a Martínez Ares de este año. Veo que le debe gustar lo que está sonando o solo son pequeñas pinceladas. ¿Se ha sabido reciclar o como tantos otros ha tirado la toalla?

-Yo soy un picao de la fiesta y del concurso y siempre me va a gustar lo que suene. Y ya en la calle fundamentalmente lo que me gustan son los carruseles de coros, aunque no descarto escuchar callejeras y otras agrupaciones. Este primer domingo de coros pasado eché un día con mi hijo Pablo fantástico. Como lo he vivido tan de cerca lo que es subirte a una batea en la plaza y en mitad del carrusel me gusta mucho escucharlo y vivirlo porque es algo formidable.

-Antes le he preguntado por si volvería a los banquillos. Esta es más fácil. ¿Volverá al coro?

-Por supuesto no lo descarto. En su época dejé de salir porque era incompatible con entrenar.

-Raro que no le hayan lanzado el guante.

-Sí, sí, me lo han lanzado. Este año, unos muy buenos amigos, me llamaron para hacer una pequeña antología pero no se pudo hacer al final. Pero yo, si Dios quiere, voy a volver a concursar en el COAC. Y por supuesto en un coro.

-Con eso me quedo. Para despedirnos, una última pregunta. ¿Qué le pide a la vida?

-Más que pedir, le agradezco porque lo mejor que me ha pasado en mi vida es mi familia. Agradecer a mis padres, Manolo y Conchi, la educación y la formación que me han dado porque han sido el camino de mi vida así como a mis hermanos Carlos, Suso e Inma, pilares también de mi vida junto a mi mujer Marta y mis hijos Pablo y Marta. No me quiero olvidar de mis sobrinos Inma, Inmita, Gonzalo y Paloma. Todos ellos es lo mejor que me ha pasado en mi vida.

-Dicho queda.

-Gracias.

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