La red terrorista Al Qaeda en Irak se atribuyó ayer el primer acto de venganza por la muerte de su líder Abú Musab al- Zarqaui. Sus víctimas fueron dos jóvenes militares estadounidenses con cara de niños -Kristian Menchaca y Thomas Lowell-, cuyos cuerpos fueron hallados en lunes por la noche tan deformados que no se podrá confirmar su identidad hasta que se les realicen pruebas de ADN. «En sus cuerpos hay señales de tortura, resultan muy claras», dijo el general Abdul Azziz Mohamed Jassin, jefe de operaciones del Ministerio de Defensa iraquí. «Fue una tortura brutal. Tan brutal, que parece algo sobrenatural».