Aunque careció de continuidad en su juego y sigue con dudas a sólo once días de su estreno mundialista, España cumplió varios de sus objetivos en el ensayo de Elche ante Egipto, un campeón de África muy reservón y menos fiero de lo que pintaban. Ganó, cerró algún debate sobre Raúl y se reencontró con el gol. Termina su preparación doméstica para la gran cita alemana sin brillo, pero con un triunfo que eleva la autoestima, la moral y permite seguir la puesta a punto sin sobresaltos y con alternativas.