Tras el discreto amistoso sin goles ante la conservadora Rusia, seguro que Luis no ha resuelto sus dudas para el Mundial. Tiene tiempo aún para aclararse, pero hay síntomas de preocupación. Probó con casi todos los sistemas, incluido el de los tres centrales, novedoso desde que es seleccionador, pero la selección no corrige sus males. Tiene buena pinta en el apartado defensivo, domina la situación, pero no acierta ni en el último pase ni en la definición. Ni brilla ni es solvente, la misma película de siempre una vez más.