El Xerez desembarca en Albacete a lo Robinson Crusoe. Tienen caras de supervivientes. No les queda otra. La careta de líderes hace tiempo que se la quitaron, se la robaron o simplemente se cayó por su propio peso. Ahora sólo les queda creer en el milagro para no bajar definitivamente los brazos. Han pasado muchas jornadas a la deriva. La fatiga y la ilusión les hace visionar en el horizonte la tierra prometida, pero todos son conscientes de que sólo una carambola les empujaría hasta la orilla de Primera División. Lo recurrente es afirmar que mientras hay vida, hay esperanza así que Lucas continúa gritando que remen con fuerza.