De manera agónica, en el último suspiro y gracias a un gol de Coro en el minuto 91, apelando a la épica del fútbol y arropado por una afición incansable, el Espanyol se escapó de un descenso a Segunda división que parecía seguro cuando el tiempo reglamentario de su partido ante la Real Sociedad se había cumplido. Después de tres remates al palo y de pelear contra un rival muy bien pintado, una Real Sociedad que jugó libre de toda presión, el equipo catalán puedo entregarse a una fiesta que le costó sudor y lágrimas, guinda de un partido jugado sólo a base de empuje y corazón. Al Espanyol le costó un mundo sacar el partido adelante porque se topó con una Real muy metida en el envite. Al cien por cien pese a no jugarse más que un par de puestos en la clasificación.