No queda demasiado margen de error. El Xerez debe salvar un nuevo match ball si quiere seguir aferrado al sueño del ascenso. Es cierto que las matemáticas permitirían mantener la ilusión, pero sólo aquellos que presuman de una moral de acero podrán seguir soñando. La del próximo domingo, a las siete y media de la tarde, es una final psicológica. De ganar a perder puede haber un mundo, pues dependiendo de los resultados, los azulinos podrían volver a quedarse a un punto de las deseadas plazas de ascenso, o irse a los siete puntos de distancia, que a las alturas en las que se encuentra la competición, parece una cuesta difícilmente remontable.