Romano Prodi y el centro-izquierda han ganado las elecciones verdaderamente por un pelo, un caso sin precedentes en la historia moderna de Italia, y su victoria sólo fue segura al mediodía de ayer. Increíblemente, pero siendo a la vez algo muy normal en este caótico país, el recuento no había terminado 24 horas después del cierre de los colegios. El panorama final ayer era paradójico: esta victoria es casi incómoda para Prodi, porque no ha sido el paseo triunfal que soñaba, y en cambio deja casi a Berlusconi como vencedor moral, porque las elecciones se habían planteado como la oportunidad de echarle y desde luego los italianos no le han echado, ni mucho menos.