Papa Francisco: «Ante la violencia, la Iglesia no puede encerrarse en sí misma»

Denuncia la trata de personas e invita a exigir responsabilidad a las plataformas digitales

Papa Francisco, en el Vaticano EFE
Juan Vicente Boo

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En un vigoroso llamamiento a que los cristianos sean «la sal de la tierra» y «la luz del mundo», el Papa Francisco ha afirmado este domingo que «ante la violencia, la injusticia y la opresión, la Iglesia no puede encerrarse en sí misma o esconderse en la seguridad de su propio recinto», sino que debe «gastarse con generosidad y ternura por los pequeños y los pobres, escuchando el grito de los últimos y de los excluidos».

Ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, Francisco ha explicado que la función de «ser luz del mundo» no se lleva a cabo «solo con las palabras, sino sobre todo con las buenas obras. Un discípulo y una comunidad cristiana son luz del mundo cuando orientan a los demás hacia Dios haciéndoles experimentar su bondad y su misericordia».

En un claro rechazo a las tentaciones de retirada propuestas por algunas élites, sobre todo norteamericanas, el Papa ha insistido en que «el discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir la propia fe fuera de los espacios restringidos, cuando contribuye a eliminar los prejuicios y las calumnias, y a permitir que entre la luz de la verdad en situaciones viciadas por la hipocresía y la mentira».

Medios de comunicación

Recordando que el sábado fue la fiesta de santa Josefina Bakhita -la esclava sudanesa liberada en Italia-, en la que se celebra la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, el Santo Padre ha denunciado que «las organizaciones criminales utilizan cada vez más los medios modernos de comunicación para atraer con engaño a sus victimas».

La trata de personas, que ha definido «una herida de nuestro tiempo, una verdadera herida», esclaviza y explota incluso a muchachas menores de edad, terminan en la prostitución callejera o en otras situaciones de grave abuso sexual o laboral.

En vista de eso, Francisco urge «por una parte, a educar a un uso sano de los medios tecnológicos, y por otra, a vigilar y a exigir su responsabilidad a los proveedores de servicios telemáticos».

Es un trabajo muy valiente realizado sobre todo por órdenes religiosas -como las Adoratrices y su «Proyecto Esperanza»- para liberar a estas mujeres de las mafias y proporcionarles residencia de acogida a través de órdenes religiosas o movimientos católicos.

Antes de despedirse, Francisco ha dirigido un saludo especial «a los peregrinos de Sevilla, Carmona y Cádiz», que le respondieron con aplausos.

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