Al cole, con el pulverizador y el ventilador de casa a cuestas
Cambios de horario, organización de los patios buscando la sombra y medidas caseras: los colegios combaten con ingenio la ola de calor
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«Ya tenemos el protocolo Filomena, ahora nos tocará preparar el sahariano» . Raquel, tutora en Primaria en el colegio FEC Santa Joaquina de Vedruna de Madrid, expresa con humor y sutil ironía lo que se les viene por delante con la ola de calor que están sufriendo. Un problema al que han buscado soluciones ingeniosas pero que se une a las muchas vicisitudes extraeducativas con las que tienen que lidiar a lo largo del curso.
Las medidas covid llevan alterando la marcha cotidiana en los dos últimos cursos. Unos cambios a los que el año pasado se unió Filomena. « Fue mucho más difícil adaptarse entonces , de hecho l as clases se suspendieron algunos días», explica Raquel.
Este curso, antes de la ola de calor de esta semana, han tenido que sortear los problemas del polvo en suspensión de la calima , y la necesidad de ventilar las aulas en pleno invierno marcada por el protocolo covid. « Teníamos la calefacción a tope y a los niños con abrigo en el aula para compensar que las ventanas estaban abiertas de par en par», explica.
Ahora, con temperaturas cercanas a los 40º en el exterior, la primera medida también ha sido esa: abrir ventanas y puertas en busca de una corriente de aire que refresque las aulas . Pero no ha faltado imaginación «Les hemos pedido que se traigan botellas con pulverizador para que puedan refrescar la cara, gorras para cuando salgan al patio, botellas de agua para que se hidraten constantemente», nos explica Raquel. En efecto, en el patio, los niños improvisan batallas incruentas con sus «botellas de flus-flus» como inocente arma.
No son los únicos cambios. Desde la dirección han organizado los horarios para que los alumnos de las clases más cálidas se trasladen a espacios comunes para seguir con su tarea. También han reorganizado los patios para aprovechar mejor las zonas de sombra. Los profesores han reducido la carga de trabajo y Educación Física se imparte a cubierto en el gimnasio y con actividades más tranquilas, como relajación.
«Después de estos años de covid, estamos acostumbrados a tomar medidas sobre la marcha, poniendo siempre el bienestar de los niños por delante», explica Inés Ortiz, la directora. « Hemos aprendido a vivir al día , parece que siempre vaya a pasar algo al día siguiente... ¡y pasa!», añade con una sonrisa.
Las medidas parecen efectivas y una visita al colegio permite descubrir que las clases se desarrollan con casi total normalidad , con la salvedad de que las puertas y ventanas de las aulas están todas abiertas y algunos niños y niñas trabajan también en los pasillos y zonas comunes.
En una clase, un ventilador en un rincón contribuye, con escaso éxito, a tratar de generar una corriente de aire que refresque el aula. « La profesora tuvo ayer un golpe de calor y se ha traído hoy el ventilador de casa», nos explican.
«Nos mojamos el pelo»
Por lo demás, los niños siguen con sus clases y sus preocupaciones. «¿Qué hacéis en el patio estos días de calor?», preguntamos a la clase de segundo. «¡Jugar al fútbol!» , contesta raudo Juan. «Pero nos mojamos el pelo para refrescarnos», añade enseguida con cara avispada y gesto cómplice. Tiene aprendida la lección. «Hay que estar encima de ellos todo el rato, y recordarles que beban y se protejan», explica su maestra.
Algún profesor, como Miguel, que lleva casi dos décadas en el colegio, señala que no es la primera vez que viven días de calor similares en estas fechas . De hecho, recuerda que esa es la razón de la jornada intensiva en septiembre y junio, que permite acabar las clases poco después del mediodía y evitar las horas de más calor en el colegio.
Es la medida con la que los colegios españoles han combatido tradicionalmente los días de calor . Habrá que tenerla en cuenta para el «protocolo sahariano».
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