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ESPECIAL ANIMALES DE COMPAÑÍA

Cuidados con las mascotas

Los animales de compañía requieren de mucha atención si queremos obtener de ellos todos los beneficios saludables que nos pueden aportar

28.06.13 - 08:51 -
Cuidados con las mascotas

Los animales de compañía, nuestras queridas mascotas, han tenido desde siempre un importante papel en la actividad humana. De hecho, numerosos estudios han demostrado los beneficios de esta interrelación: la interacción con mascotas puede mejorar la función cardiovascular, estimular un mayor grado de responsabilidad e independencia, disminuir la ansiedad y mejorar las relaciones interpersonales.

Además, en algunos enfermos permite una recuperación más rápida y siempre aportan una buena dosis de compañía. Pero para gozar de los beneficios mencionados es muy importante saber elegir qué mascota decidimos tener: «Muchas especies que actualmente se comercializan como mascotas no son domésticas, esto quiere decir que no necesitan de nuestro cariño, únicamente de que las alimentemos y de que les demos un espacio. Por lo tanto, su interacción con el humano y los beneficios que le pueden reportar son mucho menores», explica la doctora Sonia Téllez Peña, experta en Sanidad Animal del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (Visavet).

Riesgos evitables

Amén de los beneficios que nos pueda aportar tener una mascota u otra, lo que hay que tener muy presente es que su tenencia también entraña algunos riesgos, como el contagio de ciertas enfermedades cuando a los animales no se les cuida como es debido.

«Es prioritario educar a la población para una tenencia responsable de estos animales, evitando su convivencia con personas inmunocomprometidas. Asimismo, se debe promover un control veterinario y su vacunación contra aquellos agentes patógenos prevenibles, lo que permitirá disfrutar de los beneficios de tener animales de compañía minimizando los riesgos», explica la experta.

Las zoonosis, que es como se llaman las enfermedades que se transmiten naturalmente de los animales vertebrados al hombre y viceversa, rondan las 150 y 200 afecciones originadas por bacterias, virus, parásitos y hongos.

Téllez alerta de que, en los últimos años, se ha observado la emergencia y remergencia de algunas zoonosis –fenómeno estrechamente vinculado a cambios ecológicos, climáticos y socioculturales– que han determinado que la población animal comparta su hábitat con el hombre con más frecuencia.

A estas zoonosis que pueden transmitirnos mascotas comunes como perros, gatos, algunas especies de aves, roedores y lagomorfos (conejos, liebres…) hay que sumarles, además de los riesgos de alergias y mordeduras, los de transmisión aún desconocidos de especies no domesticas puestas de moda hace unos años, tales como reptiles, anfibios y algunas aves y mamíferos más exóticos (hurones).

Pero centrémonos en las principales enfermedades zoonósicas que se pueden asociar con el contacto con mascotas, así como en su prevención y su tratamiento.

De difícil contagio en humanos

Una de las enfermedades de las que más hemos oído hablar es de la Leishmaniosis. Pues bien, esta apenas afecta a los humanos y solo es posible su transmisión a través de la picadura de un mosquito. Sin embargo, en los perros es mortal.

La Leishmaniosis es una enfermedad parasitaria producida por protozoos del género Leishmania. En España la especie más prevalente es L. infantum. La transmisión se realiza únicamente a través de la picadura de mosquitos del género Phlebotomus: «De momento, el único vector biológico aceptado para Leishmania son los mosquitos pertenecientes a los géneros Phlebotomus (en el viejo mundo) y Lutzomyia (en América).

Sin embargo se ha discutido sobre la transmisión de este protozoo a través de otros artrópodos, como por ejemplo la garrapata marrón del perro (Rhipicephalus sanguineus). Hasta el momento no existe ninguna investigación que demuestre como correcta esta nueva vía», matiza Téllez.

¿Cómo sabremos si nuestro perro padece de Leishmaniosis?

Primordialmente, fijándonos en la falta de pelo alrededor de los ojos, orejas y nariz, en heridas que no curan, especialmente en cabeza y patas y en áreas donde el perro esté en contacto con el suelo al tumbarse o sentarse, además de en el crecimiento exagerado de las uñas.

Al no existir un tratamiento que elimine el parásito, solo podremos administrarle uno que permita suprimir los síntomas y alargar la vida del animal y que será más efectivo si el mal no está muy avanzado.

La Leishmaniosis causa la muerte de la mascota, por lo que lo más aconsejable es la prevención con collares repelentes de insectos y otros artrópodos y/o con lociones antiparasitarias que se extienden por el pelo del animal para evitar la picadura del mosquito. La experta nos da un respiro al asegurar que «es muy improbable » que una persona sana pueda desarrollar los síntomas de esta enfermedad: «Nuestra respuesta defensiva frente a ella es muy intensa y eficaz, siendo capaz de impedir la expresión de los síntomas.

En zonas endémicas como España, un alto porcentaje de la población ha tenido contacto con Leishmania alguna vez, siendo el número de casos clínicos casi nulo». Pero el riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta en caso de que la persona sufra alguna inmunodeficiencia grave.

La lesión que puede aparecer entonces es una úlcera tórpida cutánea denominada «Leishmaniosis cutánea» que responde muy bien al tratamiento. La especie de Leishmania existente en España (L. infantum) no causa Leishmaniosis visceral (sistémica). No ocurre así en otros países (principalmente del Norte de África y América central y del sur) donde existen otras especies de Leishmania que son mucho más agresivas para el ser humano.

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