Otro escándalo en el fútbol español. La violencia en el Calderón suspendió durante más de media hora el Atlético-Sevilla, pero esta vez no ocurrió como en el Valencia-Deportivo de Copa de hace dos meses, sino que el partido se reanudó tras una polémica decisión del árbitro. El masivo lanzamiento de objetos al césped, incluida una botella de whisky, obligó a Ayza Gámez, inmediatamente después de que el Sevilla marcase el 0-1, a decretar la suspensión de un encuentro que acabó de manera vergonzosa. Mientras el árbitro recogía la botella de cristal para entregársela al delegado, Palop era alcanzado en la cabeza por otro objeto lanzado desde la grada del Frente Atlético, aunque los radicales rojiblancos no fueron en esta ocasión los únicos que provocaron los gravísimos incidentes de público. Después de que el árbitro y los jugadores se fuesen a los vestuarios escoltados por la policía, el colegiado dio la orden de regresar al campo con sólo medio aforo.