El Málaga está en apuros. Comienza a protagonizar una película que ya le suena familiar y las alarmas han saltado tantas veces que los aficionados no saben si creerse que esto es como el cuento del lobo o alguna vez le van a comer. Lo cierto es que en la Costa del Sol no sale el sol como debiera. El equipo de Antonio Tapia lleva sin ganar desde el pasado 20 de noviembre (3-1 ante la Real), algo que le ha colocado decimoquinto en la tabla con diecisiete puntos y a un paso del sótano de la clasificación. En ésta, su séptima temporada en Primera División, tras las veinte que pasó bajo la denominación de CD Málaga, vuelve a pasarlas tan canutas como durante los últimos años, en los que ha salvado la categoría gracias a los fichajes de invierno o a entrenadores milagro como el que ahora maneja la nave, Antonio Tapia. Sin embargo, el hombre milagro ya no es suficiente. Los Reyes Magos han traído el último regalo en forma de dos futbolistas brasileños, Gabriel y Bóvio, y un españolito de a pie como Antonio López. Y puede ser que todavía tengan guardado algo en su zurrón.