«Si esperamos hasta que los terroristas enciendan la mecha, es demasiado tarde». Bajo esa estrategia preventiva reiterada ayer por la plana mayor de la Administración Bush en materia de seguridad doméstica, Estados Unidos, con ayuda de las autoridades de Líbano, ha desarticulado una incipiente trama integrista que aspiraba a organizar una segunda edición del 11-S contra Nueva York. Incluidos planes para destruir con ayuda de explosivos el túnel Holland, que une la isla de Manhattan con la zona de Nueva Jersey facilitando al año el paso de 35 millones de vehículos, y a su vez inundar el centro financiero de Wall Street, como Nueva Orleans después del Katrina.