Última de las selecciones de alto rango en salir a escena, España debuta hoy en el Mundial de Alemania entre signos de interrogación. La cita es en Leipzig, la vieja ciudad sajona, ante la Ucrania de Blokhin y Shevchenko. Un rival complicado, a pesar de ser primerizo en el torneo. Hay ilusión en el ambiente, desde luego, pero predomina lo que podría considerarse un sano escepticismo, producto de viejos escarmientos que ya han hecho poso en la memoria de los aficionados. ¿Y esta vez?, se pregunta la gente. Lo cierto es que no se sabe bien que dará de sí este equipo que Luis Aragonés ha armado con paciencia y desvelos, un bloque tierno e impredecible al que se le adivinan virtudes evidentes y varios defectos cuya importancia se verá con el paso de los días y el discurrir de los partidos.