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Viernes, 26 de mayo de 2006
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Cheney podría ser obligado a testificar contra su ex jefe de gabinete por el 'caso Plame'
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Dentro del cúmulo de problemas que afronta la Administración Bush, el caso de la espía delatada se ha convertido en un incómodo y repetitivo recordatorio judicial sobre las tácticas de la Casa Blanca para justificar la guerra de Irak. A la vista de los indicios reunidos en el procesamiento formulado contra Lewis Libby, el fiscal especial Patrick Fitzgerald ha planteado la posibilidad de usar como testigo estrella de la acusación al vicepresidente, Richard Cheney, enfrentándole contra el que fuera su fiel jefe de gabinete hasta su forzada dimisión el pasado octubre tras ser formalmente acusado de falsos testimonios, perjurio y obstrucción a la Justicia.

El pronunciamiento del fiscal Fitzgerald, especializado en delitos de corrupción política, identifica a Cheney como un testigo lógico para el ministerio público en el juicio contra Libby previsto para enero. Sobre todo, por las anotaciones atribuidas al vicepresidente sobre una copia del ya famoso artículo publicado el 6 de julio de 2003 por el embajador Joseph Wilson criticando los argumentos de la Administración Bush para invadir Irak. Una semana después, se intentó desacreditar a este diplomático jubilado a través de filtraciones periodísticas que revelaron que su esposa, Valerie Plame, era agente secreta de la CIA.

De acuerdo a testimonios reunidos, Cheney se habría molestado al leer ese alegato contra la guerra en las páginas de The New York Times, instruyendo a su jefe de gabinete para que salieran a la luz todos los datos relacionados con los reproches formulados por el embajador Wilson.



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