El 56 por ciento de las mujeres que acudieron el pasado año a la oficina municipal de empleo para mujeres (Opem) eran separadas. De las 157 entrevistas que hizo el servicio, 51 de estas solicitantes de empleo fueron mujeres con cargas familiares no compartidas. Solteras, 27 y, doce divorciadas y viudas. De estos datos se desprende la necesidad de la mujer de encontrar un puesto de trabajo una vez que se queda al cargo del cuidado de los hijos en caso de separación.
«De pronto muchas se ven con una mano delante y otra detrás», explica la socióloga y responsable de la oficina, Virginia Ramos. «Las pensiones que los maridos comienzan a pasar para la manutención de los hijos, en muchos casos, no son suficientes y la mujer tiene que volver a un empleo que abandonó al casarse o empezar de nuevo con su vida».
La situación es más difícil de lo que se puede llegar a pensar en un principio. Según comenta la responsable del servicio municipal, «no tienen experiencia laboral o está desfasada». Por este motivo, la oficina también es un lugar de preformación. «Es muy importante que sepan valorarse, y por eso damos cursos y talleres que les ayuden como los de expresión oral o trabajo en equipo».
Economía sumergida
Hay que tener en cuenta que la experiencia es una de los aspectos que más se miran a la hora de contratar a un candidato. En este caso, muchas de estas mujeres carecen de esta preparación, pero, otras no pueden demostrar dicha experiencia porque han estado trabajando toda su vida en la economía sumergida, normalmente, haciendo cuidando y limpiando hogares. En este sentido destaca que un 80% de las entrevistadas tenían personas a su cargo, hijos u otros familiares.
También es importante destacar el hecho de que más de la mitad de las mujeres que acudieron a la Opem no tenían estudios o, no habían superado la etapa primaria. Sólo 17 de ellas tenían titulación universitaria.
En cuanto al conocimiento de idiomas, casi el 80 por ciento no sabía otro que no fuera el español y un 20 por ciento tenía conocimiento de alguno. Pero hay que tener en cuenta además que nueve de ellas eran mujeres inmigrantes extranjeras.
En cuanto a la edad, las solicitantes más asiduas al servicio tenían entre 46 a 55 años. Aunque también predominaron las mayores de 40 años. La ignorancia sobre los sistemas de contratos fue la nota predominante del servicio que tiene como objetivo abrirles la puerta a las oportunidades del mercado laboral.