El Partido Popular aprovechó ayer el encuentro intermunicipal celebrado en el hotel Puertatierra de Cádiz para cargar las tintas contra su gran antagonista, el Partido Socialista. El caso Sanlúcar, la gestión de González Cabaña o los niveles de desempleo en la provincia fueron empleados como argumentos por los populares Aurelio Sánchez, Teófila Martínez, Antonio Sanz y Javier Arenas, que arremetieron contra la «corrupción socialista» y fijaron de manera clara el objetivo de la formación política para las próximas elecciones municipales de 2007: el sillón de la Diputación.
El más aclamado de todos fue el presidente del PP, Javier Arenas -cuya aparición, con aplausos y el himno popular de fondo, interrumpió la alocución de Martínez-. Arenas pidió la dimisión del presidente de la Junta y PSOE, Manuel Chaves, por no dar «explicaciones convincentes» de la implicación de su formación en el caso Sanlúcar, del que dijo que no se urdía en una tarde. Más duro fue el presidente del PP gaditano, Antonio Sanz, que apuntó a «altas instancias» del PSOE como los responsables de la organización del intento de soborno al edil popular Manuel Ramírez, Cunete, afirmó que era «impensable» que lo idearan sólos dos alcaldes que «no se hablaban entre sí».
En el acto, en el que estaban entre otros Jesús Mancha, Laura Seco o José Loaiza, se fijó la Diputación como el gran objetivo de cara a las elecciones municipales del 2007. «Vamos a levantar las alfombras», amenazó Teófila Martínez. Tal circunstancia pasa por ganar en ciudades clave. Jerez, Algeciras, San Fernando y El Puerto son las localidades marcadas por los populares como metas para el año que viene, si bien Martínez ya dijo bien claro que la campaña electoral «ha comenzado» .
En ese tono electoral Arenas dijo que, en los dos años que lleva el PSOE gobernando en La Moncloa, «se están retomando los niveles de paro que había en la provincia antes de Aznar». En su ataque a la gestión que se hace desde la Diputación, «sustentada por tránsfugas y especuladores», Antonio Sanz acusó a Francisco González Cabaña, actual presidente, de ser «un fantasma», ya que «nunca se sabe donde está». «Lo ignoran hasta sus compañeros, o igual lo saben y por eso se callan», ironizó Sanz.