A tres días de las elecciones generales, la campaña italiana mostró ayer a qué punto han llegado los nervios por el incierto resultado. Desde hace dos semanas no se pueden publicar sondeos y aunque los últimos daban una ventaja de cuatro puntos a La Unión de centroizquierda de Romano Prodi, Roma bulle de rumores de encuestas secretas. El primer ministro, Silvio Berlusconi, ayer se saltó la ley anunciando en un mitin que, según sus sondeos, ya está por delante, pero pasó la mañana intentando violar otra norma electoral aún más sagrada: en contra de las reglas de paridad publicitaria, pretendió dedicarse todo un programa en Canale 5, la principal de sus tres cadenas televisivas. Al final lo impidió la autoridad que vela por las normas televisivas.
Pero para hacerse una idea de lo que podía haber sido ese programa bastaba ver a Berlusconi por la tarde en su mitin de Roma. Advirtió a los católicos que no pueden votar por el centroizquierda «porque está contra la Iglesia». Dijo que la oposición triplicará el impuesto de la vivienda que él quiere eliminar. Sobre el asesinato del pequeño Tommaso echó la culpa a los «jueces de izquierda que no aplican la ley». Y se refirió a su intento frustrado de protagonizar anoche un programa: «Lo de hoy es una prueba de lo que puede suceder si gana la izquierda». Desde la oposición, sólo hubo los habituales comentarios que le aconsejan un médico, piden paciencia a los electores hasta el día de las elecciones y definen al magnate como «un hombre desesperado, porque sabe que va a perder».
Protesta de la redacción
Un show descontrolado de Berlusconi de este tipo en la hora de máxima audiencia es con razón la peor pesadilla de Prodi, pero lo prohíben las reglas de equidad de presencia política en los medios durante la campaña. Los espacios televisivos deben contar siempre con un representante de las dos partes para garantizar el equilibrio. Il Cavaliere intentó suprimir estas normas en los últimos días de la legislatura, porque según él son «una mordaza a la libertad de expresión», pero al menos esa vez no consiguió el apoyo de sus aliados.
Ayer empezó a correr el rumor de lo que preparaba Berlusconi y la oposición dio la voz de alarma. Finalmente, el magnate lo confirmó, pero explicó que la autoridad televisiva ya había sido informada. Sin embargo, la entidad lo desmintió. Aunque Il Cavaliere alegó que el equilibrio de las partes estaría asegurado porque llevaría periodistas «de izquierda» para que le hicieran preguntas, la autoridad le advirtió que negaba su permiso.
Para esas horas, incluso la redacción de Canale 5 había divulgado un comunicado declarándose «firmemente contrario» a servir como marco para «una rueda de prensa» del primer ministro, por considerarlo «no aceptable» en la recta final de la campaña.