Coronavirus

La vía que evita la «pesadilla» de un divorcio conflictivo

Aumenta la demanda de la mediación, el método alternativo a la vía judicial para resolución de conflictos

Carlota Fominaya

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Ya es conocido el repunte de separaciones y divorcios que se han dado tras los meses de confinamiento, y los expertos confirman un septiembre de alta demanda en este sentido y un más que previsible colapso en los juzgados . Es, precisamente en este ámbito familiar, donde la aplicación de la mediación cobra especial repercusión, ya que no sólo se está discutiendo una cuestión jurídica, sino que las decisiones que se tomen van a afectar emocionalmente a toda la unidad familiar y, fundamentalmente, a los niños.

La pandemia del Covid ha traído también un cambio histórico en las cifras del paro, que indudablemente va a traer consecuencias en los bolsillos de las parejas que tomen la decisión de separarse. «Bien es conocido lo costoso que es afrontar cualquier caso por la vía judicial, y más lo va a ser en este nuevo contexto de crisis económica. Ante este oscuro panorama, la mediación se erige como un método alternativo para la resolución de conflictos, mucho más rápido y económico que la vía judicial», apunta Alejandra García, socia directora de Garea Abogados , mediadora familiar, civil, mercantil y laboral ( mediaICAM ).

Costes sentimentales

La mediación, aclara García, «es una forma de volver a encauzar la comunicación que las partes en conflicto han perdido y así ayudar a la familia a encontrar una óptima respuesta a las nuevas circunstancias a las que deberán adaptarse tanto la expareja como los hijos en común». Esa es, quizás, «la diferencia y la aportación más importante», corrobora Manahem Moya, psicólogo y mediador familiar de UNAF (Unión Nacional de Asociaciones Familiares) , entidad especializada en ofrecer este servicio.

«Estamos hablando de afrontar una ruptura, donde no solo se separan dos adultos, sino que se trata de que esas dos personas puedan seguir manteniendo su papel como padres y madres. Sus hijos les necesitan igual estando juntos que separados. De lo que se trata es de entender que, aunque ellos como pareja no van a seguir, sus funciones como padres no desaparecen», aclara Moya.

Lo que ocurre, añade este mediador, es que «la tendencia que mostramos en nuestra vida es actuar ante los conflictos como si se tratase de una competición, donde uno gana y otro pierde. En mediación tratamos de afrontarlos de una manera colaborativa. Es uno de los principios en los que se basa este sistema».

Salir del litigio

La mediación, insiste Moya, «supone la posibilidad de resolver este tipo de conflictos de otra forma, ofreciendo a las personas el máximo protagonismo. Nadie mejor que ellos conoce su vida , a sus hijos... Por lo que deberían ser los más adecuados para decidir cómo se van a organizar respecto a su función cómo progenitores». Se trata, explica este psicólogo, « de intentar que no sea un tercero, en este caso un juez , el que decida, saliendo así del ámbito del litigio. Sobre todo, porque con una ruptura -insiste este experto- lo que se rompe es la relación entre el hombre y la mujer, pero no la relación con los hijos. Esto es lo que tienen que salvar, esa debe ser su prioridad. Sería algo así como pensar: «somos nosotros los que nos vamos a separar pero vamos a seguir siendo sus padres y, por tanto, los que vamos a decidir cómo vamos a cubrir sus necesidades».

En efecto, prosigue Alejandra García, de Garea Asociados: « son las propias partes en conflicto las que hablan, dialogan y toman sus propias decisiones , mientras que la figura del mediador se convierte en la necesaria vía de comunicación entre ellas, ayudándoles a alcanzar la mejor solución y siempre teniendo en cuenta los intereses primordiales de los mediados».

En esta línea, los principales temas objeto de negociación, determina Begoña González, mediadora en ruptura de parejas de UNAF, suelen centrarse en « cómo organizar su vida futura familia después de la ruptura: cómo van a ser la convivencia de cada uno con sus respectivos hijos, cómo van a ejercer las responsabilidades parentales (sobre salud, educación o formación futura de los niños), sus necesidades económicas y cómo van a contribuir a las mismas, qué va a ocurrir con el uso de la vivienda familiar, el reparto de bienes y deudas, los préstamos... Todo eso se habla a lo largo de varias entrevistas hasta que al final se plasma en un acuerdo de negociación».

Esto hace que, sin duda alguna, concluye la socia de Garea Abogados, «una de las grandes ventajas de la mediación sea que no hay que esperar a los largos procedimientos propios de nuestros colapsados Juzgados. Y es más; dependiendo de la materia, los acuerdos de mediación pueden alcanzarse en más o menos sesiones, lo que abarata el coste del proceso y la hace idónea en la situación actual en la que nos encontramos».

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