«El mejor consejo que puedo ofrecer a los padres que se van a divorciar es que cuenten hasta 10 y no decidan en caliente»
Entrevista con Delia Rodríguez, socia directora y abogada de familia en la firma legal Vestalia Asociados
«¿Enero temporada alta de separaciones y divorcios? Podríamos decir que, basándonos en la experiencia de entrada de nuevas consultas legales de clientes en nuestra firma, los periodos posteriores a las vacaciones son, sin duda, los que presentan mayores repuntes en cuanto al inicio de procesos de separación y divorcio se refiere. Con ello abarcamos tanto la vuelta del verano como, efectivamente, el mes de enero, tras las vacaciones de Navidad», afirma en esta entrevista Delia Rodríguez, socia directora y abogada de familia de Vestalia Asociados.
España está entre los 10 países con más divorcios de la UE pero, ¿por qué cree usted que este es el primer trimestre dónde más divorcios se producen? Pensaba que era la vuelta del verano.
Cuando una relación afectiva lleva a las espaldas varias crisis, el tiempo de convivencia que se da en vacaciones sirve las veces de detonante, generándose más número de conflictos o desencuentros entre las parejas que, debido a la vorágine de vida que llevamos todos, comparten durante el resto del año poco tiempo juntos.
Muchos padres y madres, de hecho, esperan a que pasen las fiestas navideñas para no tener que tomar medidas que estropeen a los niños estas fechas tan especiales durante la infancia, postergando su separación al fin de estas. Otros, esperan al mes de febrero y a superar la famosa cuesta de enero, con sus excesos y gastos.
También podríamos hablar de un incremento de procesos de ejecución forzosa por incumplimiento del régimen de visitas tras los periodos vacacionales, pues se generan multitud de conflictos en cuanto a las horas, lugares de entrega y recogida de los niños, sobre la dificultad en las comunicaciones con los pequeños por parte del progenitor que no está con ellos ese periodo o la ocultación de los paraderos, etc.
Muchos de estos desacuerdos que se producen entre los padres y madres surgen por la propia redacción ambigua de las sentencias, las cuales muchas veces no pueden recoger con detalle todos los escenarios que pueden darse, o no están adaptadas al caso concreto; es por ello por lo que, desde Vestalia Asociados, siempre animamos a las familias a gestionar la separación por la vía amistosa, de forma responsable y sensata, pues es como hacer ‘un traje a medida’ que nadie mejor que ellos conocen.
Ud aboga por la mediación, en lugar de ir directamente a un proceso judicial, pero no es lo habitual. ¿Es quizá por desconocimiento? ¿o porque la gente llega a la decisión de separarse o divorciarse cuando el conflicto ya está muy enconado entre las partes?
Ambas reflexiones son ciertas, y frecuentes. Primeramente, existe un grandísimo desconocimiento en cuanto al proceso de mediación como forma de resolución de conflictos, alternativa a los Tribunales; por otro lado, nos encontramos con que la cultura de la mediación, de momento, no ha tenido un gran calado social en España. A los particulares les gusta demasiado aquello de «mis abogados se pondrán en contacto contigo».
Todavía muchas personas identifican que proponer una mediación es un síntoma de debilidad en las negociaciones cara a un posible acuerdo, cuando realmente es todo lo contrario, pues ofrece muchísimas ventajas entre las cuales se encuentran los menores costes emocionales, de tiempo y económicos.
Si bien, no menos cierto es que cuando una de las partes, como exponía usted en su cuestión, levanta el hacha de guerra, el realizar una mediación es prácticamente imposible, pues se debe partir de la voluntad conjunta y libre de someterse a esta fórmula de resolución de conflictos.
Por otro lado, acudir al abogado de familia, podría asemejarse a ir al dentista. Las personas esperan hasta el último momento, cuando la infección se ha extendido demasiado, y el dolor es incalculable.
Últimamente es cierto también que hemos percibido un incremento de consultas preventivas , en las que los clientes simplemente desean obtener información, pero aún no han tomado la decisión de separarse. Muchas veces, a los meses, acuden con la otra parte y ayudamos a ambos en la gestión amistosa de su proceso de separación o divorcio.
Ud aconseja la mediación como primera opción, pero, ¿sirve para todas las parejas? ¿qué condiciones deben cumplir para que esta se desarrolle con éxito?
Como decía, para poder someterse a un proceso de mediación debemos partir de la voluntad y la buena fe. No puede obligarse a las partes a realizar una mediación, pues uno de los principios básicos de esta es, precisamente, la voluntariedad de las partes.
Cualquier persona puede ser un perfil apto para este método, cosa distinta es que las partes tengan posiciones muy contrapuestas, incluso totalmente contrarias, y sea materialmente imposible el acercar posturas. Esto suele ocurrir con las custodias de los niños.
Cuando una pareja acude a solicitar información sobre la posibilidad de tramitar la separación de forma amistosa, lo primero que debemos evaluar los abogados de familia es si esto es viable en el contexto familiar que tenemos delante; si, por ejemplo, una madre desea la custodia exclusiva de los hijos, y el padre manifiesta que interesa la custodia compartida de estos, porque quiere y puede ejercer este modelo, nos encontramos ante posturas difícilmente reconciliables.
La custodia suele ser, por excelencia, el mayor punto de discordia entre los padres y madres, y del que derivan el resto de los extremos, concretamente el económico y el uso de la vivienda familiar.
En estos casos, al no resultar viable a priori una representación legal de ambos,
debemos informar a los clientes de que lo más idóneo es que cada uno tenga su propio abogado o abogada, pues de romperse las negociaciones o de poner fin una de las partes al proceso de mediación, ya no podríamos -por cuestiones deontológicas- representar a ninguno de ellos en una posible vía judicial contenciosa.
¿Por qué nadie tiene en cuenta las devastadoras consecuencias de un procedimiento contencioso y sobre los riesgos que entraña el dejar en manos de una tercera persona el destino de su familia?
Hoy es día parece que cualquiera sabe de leyes, y más de derecho de familia. Un vecino o familiar que ha vivido una situación parecida da consejos alegremente (totalmente subjetivos), los clientes descargan un modelo de convenio que han encontrado en la red para así ‘ahorrar costes’, una de las partes ratifica judicialmente un acuerdo sin estar asesorada por su propio abogado, y sin tener claro lo que estaba firmando…
Estos son errores que luego se lamentan enormemente por quienes, tiempo después, nos piden que les ayudemos a solucionar la situación familiar que, muchas veces, es un callejón jurídico sin salida. No es tan sencillo modificar las medidas judicialmente acordadas o pactadas entre las partes, por lo que hay que ser muy minucioso a la hora de contratar al profesional adecuado.
El principal problema que usted observa es el impago de pensiones. ¿Cómo se solucionaría esto?
El impago de pensiones realmente se conforma como un problema cuando el deudor hace lo imposible por ocultar sus bienes, o cuando es autónomo y, aparentemente, no tiene ingresos oficiales. Es importante saber que existe un plazo de 5 años para iniciar el proceso de reclamación, y que las pensiones de alimentos no son un derecho de los padres y madres, sino de los niños, por lo que no se puede renunciar a estas. Tampoco pueden compensarse con otras deudas entre las partes. Recomiendo siempre hacer estos pagos mensuales de forma puntual y por transferencia bancaria, pues, de lo contrario, podrán reclamarlos el día de mañana.
En estos casos los abogados de familia debemos emplear los servicios de detectives privados para poder probar el nivel de vida de estas personas, más allá del saldo que arrojan sus cuentas corrientes.
Pero, por encima de esta problemática, destacaría la de los incumplimientos del régimen de visitas, hecho que no está penalizado desde 2015 y que únicamente se puede combatir, de forma muy ineficaz, por la vía civil. Actualmente muchos de mis clientes no ven a sus hijos desde hace meses, incluso años. Muchos padres, y algunas madres, se ven en la dramática situación de perder a sus hijos en vida, pues estos, injustificadamente, se niegan a verlos.
Discursos aprendidos, recuerdos infundidos… la escabechina emocional y psicológica presente en estos niños es incalculable, muchas veces irreversible.
La protección de los niños en los procesos de separación y divorcio contenciosos es, hoy, una asignatura pendiente en España . En ocasiones los niños son utilizados vilmente por quienes se vanaglorian de protegerles, y son envenenados en contra de uno de los progenitores, y todo ello con fines totalmente espurios.
La solución no es sencilla: el progenitor que no vive con el menor acude a recogerle, según marcan las medidas judiciales, y el niño (quien suele tener 11 años o más) se niega, en la misma puerta de la vivienda, a irse con este. ¿Qué soluciones existen? Muy pocas, sinceramente, pues la Guardia Civil no intervendrá en esta situación, procurando, en el mejor de los casos, mediar entre las partes.
La vía civil es lenta e infértil, pues en la mayoría de las ocasiones el proceso se dilata sin obtener soluciones que permitan ahondar en porqué ese niño o niña no quiere ver a su padre o madre, qué se esconde tras ese odio irracional, carente de argumentación lógica. Tampoco existen, en la mayoría de las veces, consecuencias para el progenitor incumplidor.
Es por ello por lo que muchos abogados de familia abogamos por la creación de una jurisdicción especial que permita contar con mayores recursos personales tribunales especializados para todos los ciudadanos (pues solo existen en las grandes provincias) y formación específica para todos los profesionales que participen en este delicado engranaje que es el derecho de familia.
¿Cuál es la clave para que funcione la custodia compartida?
Como casi todo en la vida, la voluntariedad y la predisposición de ambas partes son clave . Siempre digo a mis clientes que una separación o divorcio no es dramática para los niños si sus padres llevan a cabo una gestión responsable de esta, pensando en su bienestar, comunicando conjuntamente este hecho a los pequeños y trabajando en ofrecerles normalidad y naturalidad en estos cambios, dentro de las posibilidades de cada familia.
Lo idóneo es que las partes tengan una comunicación fluida para poder coordinar las cuestiones relacionadas con los niños, pero esto también es necesario cuando hablamos de custodia exclusiva a favor de uno de los progenitores. Muchas veces comprobamos que uno de los progenitores intenta generar conflictos deliberadamente para impedir que un Juez acuerde la custodia compartida, pero esto tiene poco recorrido.
Nuestro Tribunal Supremo ya se ha manifestado al respecto, indicando que no se exige una relación idílica entre las partes, y que no puede cerrarse la puerta a la custodia compartida porque una de ellas se empeñe en enturbiar las aguas.
Facilita muchos las cosas el poder contar con dos viviendas cercanas al colegio, sistema que muchas familias no pueden costearse, y el contar con cierta flexibilidad laboral para poder atender a los niños la semana que corresponde sin tener que delegar de forma sistemática en terceros. Recordemos que recientemente se retiró la custodia compartida a un padre quien dejaba continuamente en manos de los abuelos la mayoría de sus funciones como progenitor custodio.
En definitiva, ¿cuál debe ser, según usted, la mejor manera de actuar?
El mejor consejo que puedo ofrecer a los padres y madres es que cuenten hasta diez antes de tomar decisiones en caliente. Que los hijos en común le unen a esa persona que un día fue importante en sus vidas, y que el mejor legado que pueden ofrecer a sus niños es una infancia feliz y plena, y esto pasa por evitar a estos cualquier sufrimiento. Por lo tanto, merece la pena dejar a un lado las rencillas personales y sentarse a dialogar pensando principalmente en ellos.
Que no hay nada más doloroso para un niño o una niña que el escuchar que su madre o su padre habla mal del otro, pues ambos son las personas que más quieren en el mundo.
Y que ni la mejor de las sentencias sanará los efectos devastadores de un proceso judicial contencioso que, antes o después, acaba pasando factura a todos los miembros de la familia.
Los padres y madres tienen en sus manos la llave para gestionar a medida su separación o divorcio, y esa opción siempre será mejor que dejar al arbitrio de un tercero su destino y el de sus seres más queridos.
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