Niños hiperregalados de hoy, adolescentes emperadores del mañana

Obsequiar en exceso a los pequeños de la casa puede derivar en jóvenes con muy baja tolerancia a la frustración y con dificultad para cumplir las normas

Carlota Fominaya

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Ni la crisis económica que viven ya muchas familias tras la pandemia puede con la compra de juguetes en Navidad, donde los datos de venta reflejan que muchos hogares parecen querer compensar todo lo que nos ha faltado con regalos. Tanto es así, que este 2020, cerca del 60% de los padres españoles tienen previsto destinar el mismo presupuesto a la compra de juguetes que en 2019 , mientras que tan solo un 37% reconoce que piensa gastarse menos. En concreto, 4 de cada 10 padres y madres españoles se gastarán entre 100 y 200 euros en juguetes este año. Un 22% destinará menos de 100 euros y un 17%, hasta 300 euros. (Información reflejada en el informe sobre la compra de juguetes en España de Aldi 2020).

En menos de quince días, los niños reciben tantos paquetes que no saben ni cómo reaccionar. «Es entonces cuando la ilusión se convierte en indiferencia y, en ocasiones, nos encontramos hasta con enfado y frustración. Todos los excesos tienen como consecuencia el desbordamiento que, en este caso particular, acaba con la capacidad de desear de los pequeños, porque tienen más de lo que piden», explica Carmen Muñoz, profesora de la Universidad CEU Cardenal Herrera .

Terribles consecuencias

Este solo en el primer momento. Porque sepultar en presentes a los niños estos días, advierten los expertos en psicología juvenil y atención a adolescentes, tiene serias consecuencias a la larga. La principal. advierte a las familias el psicólogo Jordi Royo, de Amalgama7, es que estos niños, con todos los deseos concedidos, están más predispuestos al fracaso porque casi sin ninguna duda van a padecer el «síndrome del Pequeño Emperador» . Este sucede, explica Royo, «cuando los familiares tienden a dar privilegios de forma desmesurada. Los pequeños, en cierta forma, son incitados a creer que,independientemente de su comportamiento, siempre serán premiados, anulando de esta forma cualquier refuerzo negativo o positivo según su conducta. Como tienen el premio asegurado, el buen comportamiento no es necesario».

Los niños con el «síndrome de emperador», corrobora la Iris Pérez-Bonaventura, doctora Internacional en Psicología Clínica Infantil y Juvenil, Miembro de la Asociación Americana de Psicologia (APA) y profesora en Support Clínica Universitaria de Psicología y Psiquiatría de la Universidad Internacional de Cataluña , «son menores centrados en si mismos, con una muy baja tolerancia a la frustración, con escasos recursos de solución de problemas, con baja empatía, percepción exagerada de lo que les corresponde, exigentes con los demás y dificultad para cumplir normas», reconoce. Esta es una de las explicaciones de que en la actualidad, prosigue Royo, «veamos en consulta muchos adolescentes viviendo en la dinámica del "lo veo – lo quiero – lo tengo" , una tendencia que se deriva en parte del exceso de estímulos que desde hace años vienen recibiendo».

Cuatro regalos

Para paliar que los excesos de hoy se conviertan en grandes problemas del mañana, Carmen Muñoz, profesora de la Universidad CEU Cardenal Herrera, recomienda seguir la teoría de los cuatro regalos, de tal forma que al elaborar la carta eduquemos a los niños a pensar con criterio para filtrar tal cantidad de información. « La propuesta es fijar el límite en cuatro presentes, escogidos bajo cuatro criterios : algo que necesiten (criterio de funcionalidad); algo que desean verdaderamente (criterio emocional –placer–); algo que para desarrollar capacidades (criterio de productividad) y algo para leer (criterio cultural). Personalmente, a esta propuesta le haría algún matiz: que los niños piensen en algo con lo que jugar en familia. Recordemos que uno de los regalos estrella de esta Navidad es dedicarles tiempo de calidad a los niños», remarca.

Tiempo juntos

Así lo plantea también la profesora en Support Clínica Universitaria de Psicología y Psiquiatría de la Universidad Internacional de Cataluña, para quien colmar a los niños de regalos « no puede sustituir nunca al tiempo que compartimos con ellos , que jugamos con ellos, que hablamos con ellos, que nos divertimos con ellos. La mejor opción para demostrar a los más pequeños nuestro afecto siempre será dedicarles todo el tiempo posible y realizar actividades en familia. Y esto es gratis ».

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